Sin embargo, la venta puede ser complicada por las sanciones que países occidentales han impuesto a Moscú por su participación en un conflicto en Ucrania y por la reticencia de muchos inversores a apostar dinero en Rusia o en los volátiles mercados de materias primas.
Vladivostok, Rusia. Rusia espera recibir más de US$11.000 millones por la venta de una participación minoritaria de Rosneft, la principal petrolera del país, una operación que se realizaría antes de fine de año y que busca reducir el déficit presupuestario que ha causado la caída de los precios del petróleo.
Sin embargo, la venta puede ser complicada por las sanciones que países occidentales han impuesto a Moscú por su participación en un conflicto en Ucrania y por la reticencia de muchos inversores a apostar dinero en Rusia o en los volátiles mercados de materias primas.
Rusia espera repetir el éxito de la oferta pública inicial de hace una década, cuando obtuvo US$11.000 millones en una de las ventas más grandes de ese tipo en el mundo, pese a las preocupaciones de que a los inversores les atemorizaría la compra por parte de Rosneft de la mayoría de los activos de la firma petrolera YUKOS, que se declaró en bancarrota.
El viernes, el ministro de Economía ruso, Alexei Ulyukayev, dijo que su ministerio había recibido los documentos necesarios para iniciar la venta del 19,5% de participación en Rosneft, incluyendo una valoración y propuestas sobre las condiciones de venta.
Una fuente de la industria familiarizada con el proceso de venta dijo que los activos fueron valorizados en más de US$11.000 millones.
Tras la privatización, el Gobierno conservará el 50% además de una acción en Rosneft, la mayor petrolera del mundo por reservas entre las compañías que cotizan en bolsa.
Rosneft produce más de un tercio de la producción total de Rusia de 10,7 millones de barriles por día, lo que convierte al país en el mayor productor mundial de crudo a la par de Arabia Saudita y Estados Unidos.