Sólo el 15% del total de productores de granos básicos del país saben cómo almacenar el maíz para evitar que se contamine y adquiera toxinas perjudiciales para la salud, según el ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación.
Ciudad de Guatemala. Una cifra menor de 169.500 productores -de un total de un millón 130 mil- sabe cuaĺes son las mejores condiciones de almacenamiento del maíz, evitando la mala conservación y la contaminación con toxinas.
Entre estas últimas, la aflatoxina, que al consumirse de manera frecuente es inhibidora del crecimiento y causa daños hepáticos.
Rolando Ochoa, jefe del Departamento de Almacenamiento de Alimentos del ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga), afirmó que entre las causas de contaminación del grano están las malas prácticas culturales, el secado retardado y la inadecuada ventilación.
“El pequeño agricultor usa trojas tradicionales para almacenar. Las estructuras no son herméticas y el grano se contamina con insecticidas, ratas y otros insectos, no teniéndose control de humedad tampoco”, explicó el experto.
Mario Touchette, representante en Guatemala del Programa Mundial de Alimentos (PMA), expuso que debido a malos manejos en algunas regiones del país, principalmente en occidente, se reportan pérdidas de hasta el 50% de la cosecha. Indicó que contribuye a afectar el maíz la comercialización informal “sin tener el más mínimo requerimiento de calidad”.
Olga Torres de Matute, microbióloga experta en toxinas, dijo que para reducir la contaminación del grano debe ser “custodiado” durante el cultivo y después del corte, para que esté sano y libre de hongos.
El Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México señala que, por ejemplo, las aflatoxinas no se ven, no tienen sabor ni olor y son resistentes al calor, ya que soportan entre 260 y 320 grados centígrados sin descomponerse.
Esas sustancias también son resistentes a la cocción, ultrapasteurización, nixtamalización y fermentación, son insolubles en el agua y solubles en solventes orgánicos como el metanol, etanol, benceno y cloroformo.