Canadá lleva años inmersa en un trato más respetuoso con el medio ambiente y ha puesto en práctica políticas para la reducción de las emisiones y el uso combustibles fósiles.
Las centrales de carbón que aún persisten en el mundo tienen los días contados, por no decir las horas. La cumbre por el medio ambiente, clausurada hace unos días, ha instado a medio mundo tener una preocupación mucho mayor por el estado en el que nos encontramos.
Unos de los primeros en ponerse al día han sido los canadienses. El ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático acaba de anunciar un plan par eliminar, de forma taxativa, todas las centrales eléctricas de carbón antes del año 2030. A no ser que estas capten y almacenen todas sus emisiones de dióxido de carbono.
Canadá lleva años inmersa en un trato más respetuoso con el medio ambiente y ha puesto en práctica políticas para la reducción de las emisiones y el uso combustibles fósiles. De hecho, sólo el 20% de su consumo nacional tiene origen en este ámbito; aunque también tienen la ventaja de contar con una gran cantidad de recursos hidroeléctricos y nucleares. Las medidas activas por parte de una gran cantidad de provincias, que han puesto precio a las emisiones de CO2 a base de impuestos tienen previsto reducir en gran medida las emisiones antes de 2018. Con lo que el objetivo de 2030 quedaría logrado muchos años antes.
Los puestos de trabajo perdidos en esta industria se reconvertirían a profesiones del sector de las renovables. Hecho que contrasta con la campaña de sus vecinos americanos, Estados Unidos, que acaban de anunciar un aumento de la mano de obra para la minería del carbón. Muy en contra de lo que la Cumbre del Medio Ambiente ha determinado en sus últimos datos; avisando del hecho de que estamos en un momento crucial para la vida del ser humano en la Tierra. Un punto en el que, de no hacer nada, es probable que no tengamos vuelta atrás.