Durante un recorrido efectuado en los cultivos dentro del asentamiento Arroyito, se observa que solamente algunas fincas algodoneras son aprovechadas en forma parcial, pues gran cantidad de perillas cayeron y los pocos capullos se abrieron fuera de época.
Motivados por el buen precio del algodón, los productores de esta zona cultivaron cerca de 100 hectáreas del rubro, que en vez de ganancias les dejarán millonarias deudas, ya que el textil se está perdiendo a causa de la sequía. “La situación obligará a que se desprendan de tierras y animales, para saldar las cuentas”, señaló Serafín Moreno, presidente de la Asociación de los 14 comités de productores existentes en los alrededores, que nuclea a 350 familias.
Moreno destacó que una lluvia ya no salvará los cultivos que ya se perdieron. Dijo que esperan que las autoridades declaren en emergencia a la zona para poder afrontar por lo menos parcialmente la situación.
Durante un recorrido efectuado en los cultivos dentro del asentamiento Arroyito, pudimos observar que solamente algunas fincas algodoneras son aprovechadas en forma parcial, pues gran cantidad de perillas cayeron y los pocos capullos se abrieron fuera de época.
Pésima cosecha. Gerardo Pinho cultivó tres hectáreas con expectativa productiva de hasta 3.500 kg por hectárea, pero ha cosechado apenas un promedio de 500 kilogramos por hectárea.
“Teníamos previsto empezar la cosecha en marzo; pero los capullos no alcanzaron las medidas y se abrieron íntegramente”, señaló el productor. Mostró algunas raíces de mandioca, que en esta época ya debían estar listas para la cosecha, y sin embargo, no se desarrollaron por culpa de la sequía.
Madre de 9 niños. Dora Pereira, vecina del lugar, quien tiene nueve hijos, dijo que la sequía está acarreando graves carencias, pues se perdió la producción en general, incluidas las frutas que suelen ser complemento interesante y que ahora están secas.
La madre de familia confesó que ya hubieran sufrido hambre si no tuvieran cerca el río Tebicuarymí. “Mi familia hace bastante tiempo no consume carne, solamente dependemos de los resultados de las pescas de mi marido”, dijo Pereira, cuando se disponía para acarrear agua de la casa de un vecino ya que su pozo se ha secado por completo.
Gran cantidad de naranjas, pomelos y mandarinas ya están secas, al igual que los cañaverales. La ganadería igualmente ya esta resentida, debido a que no hay pasto y las aguadas están careciendo del vital líquido, por lo que generalmente los vacunos son llevados al río Tebicuarymí.
Varios sectores de los 17 distritos sufren la sequía, pero indudablemente en la zona de María Antonia la situación es más grave.