Alemania tiene una larga tradición en el uso de energías renovables, especialmente la solar y la eólica.
Solarsiedlung y Sonnenschiff son dos localidades que se encuentran en la ciudad de Friburgo, al suroeste de Alemania. Sus nombres no significarían más que el de muchas comunidades adosadas a urbes más grandes si no fuera porque en la mayoría de los techos de sus edificios hay paneles solares. Es lo más cerca que puede estar una población de considerarse un pueblo solar. En estos dos lugares la energía que aprovisiona el día a día proviene del sol. Los pueblos no se quedan en el autoabastecimiento sino que producen más de la que necesitan y exportan a la red eléctrica.
Alemania tiene una larga tradición en el uso de energías renovables, especialmente la solar y la eólica. Algunas empresas originarias del país, como Siemens, se han convertido en referencia a nivel mundial por sus soluciones tecnológicas. Y algunas regiones han sido el motor de la industria de las renovables. La ciudad de Friburgo destaca por su carácter pionero en el uso de la energía solar.
Uno de los artífices de la preocupación de Friburgo por la energía solar es el ingeniero Dieter Seifried, que creó una entidad para investigar formas alternativas a los combustibles fósiles o la nuclear. Entre los méritos de Seifried está el haber estimulado la instalación de paneles solares en los tejados de las casas.
Un movimiento de este calado no puede llevarse a cabo al margen de las autoridades locales. Las localidades de Solarsiedlung y Sonnenschiff juegan un papel especial dentro de Friburgo. Ambas han sido diseñadas para el aprovechamiento de la energía y para que subsistan únicamente convirtiendo la luz solar en electricidad. Sus características hacen de ellas un ejemplo de barrios sostenibles. Y es que no solo tiene suficientes recursos para abastecerse a sí mismas sino que generan más energía de la que necesitan. El resto, claro, lo vierten a la red eléctrica general.
Sonnenschiff fue diseñada por el arquitecto Rolf Disch, especializado en arquitectura sostenible, y al igual que Solarsiedlung, no solo trata de captar el máximo posible de energía solar sino que juega con la luz del sol para obtener calefacción natural, así como la mayor cantidad de luz posible.
Los edificios están preparados para que el frío del invierno (y el calor del verano, aunque en menor medida) hagan la menor mella posible. Aparte del aislamiento, entre los aspectos que han cuidado los diseños están la orientación y la ventilación. Solarsiedlung además persigue la sostenibilidad en otros frentes, como el transporte, donde incentivan una política de coche compartido y de vehículos eléctricos.