Así lo afirma una investigación de Rolling Stone, en la que también se revala que en la frontera entre ambos países, el Cártel del Golfo cobra 1 peso (US$0,05) por cada litro de gasolina y diesel que atraviesa.
El combustible robado en México, que asciende a más de 23.500 barriles diarios, llega a Estados Unidos y es sustraído en complicidad con personal de Petróleos Mexicanos (Pemex), asegura el reportaje de Seth Harp, publicado el fin de semana en la revista Rolling Stone.
A partir de testimonios ampliamente detallados, se realiza una descripción sobre un fenómeno que involucra a distintos cuerpos policiales, a funcionarios de Pemex, a los cárteles más poderosos del país e incluso a empresarios de ambos lados de la frontera. Por lo menos desde el 2010, este ilícito dejó de convertirse en un problema local y debe ser atendido con urgencia por la nueva administración de México, detallan.
En primer lugar, las bandas de huachicoleros cuentan con informantes dentro de las instalaciones de Pemex cercanas a cada ducto donde se realizan perforaciones. En Veracruz, por ejemplo, comparten las actividades por lo menos media docena de bandas y cada grupo está integrado por alrededor de 25 personas que en un buen día obtienen ganancias de hasta 200.000 pesos (US$10.340). En Orizaba, por lo menos, tienen comprada a la policía de los cinco municipios más cercanos y de ahí hacia el Triángulo Rojo de Puebla, donde se involucran más autoridades.
En esta zona, una vez por mes se paga un tributo de US$10.000 a los Zetas, aunque el Cártel Jalisco Nueva Generación ha ido ganando terreno en los sitios donde más se extrae combustible de los ductos, primero en Guanajuato y luego extendiéndose hacia el centro y oriente, donde la creciente ola de violencia está directamente relacionada con estas actividades.
Entre el 2006 y 2015 han sido arrestados 135 empleados de Pemex. De acuerdo con testimonios, ellos proveen a las bandas de mapas de los ductos, horarios de uso, volúmenes que se transportarán e incluso válvulas especiales para la sustracción. Ya en los ductos, el trabajo manual de perforación y transporte se paga en hasta 1.000 pesos al día (US$51,7), según un informante. El castigo por cualquier equivocación como perder el combustible, ser atrapado o que haya incidentes durante los robos es la muerte.
Los Zetas iniciaron en el robo de combustible en el 2010 y según otro testimonio hoy se han armado con uniformes, vehículos y hasta identificaciones clonadas de la Marina. Los revendedores de combustible en ejidos ni siquiera cobran por el servicio de comercializar el producto robado porque llevan a cabo esta actividad a manera de tributo al grupo delincuencial a cambio de protección para sus localidades de otros grupos delictivos o como pago de piso.
Distintos informantes que participaron en el reportaje de Rolling Stone consideran que la venta de combustible en México está generando ganancias similares al tráfico de drogas. De ahí que aunque todavía se considera que la mayor parte de la venta de productos se realiza en México es inevitable que cualquier investigación conduzca hacia Estados Unidos.
Ya en la frontera norte, particularmente entre Texas y Tamaulipas, casi todos los negocios ilegales siguen siendo controlados por el Cártel del Golfo, según otro testimonio. “En cada esquina de cada cuadra, tienen ‘halcones’ que cuentan cuántos camiones pasan, quién los conduce y qué mercancía llevan”, asegura un testimonio. El cártel cobra una cuota en cada envío que pasa por la frontera y para gasolina y diesel, es de 1 peso por litro. Y todo ocurre bajo la mirada de funcionarios de Pemex, que son en principio quienes permiten que salga el combustible, concluyen todos los testimonios.