En el nuevo contexto de apertura y competencia petrolera, el fortalecimiento y modernización de Pemex debe ser explícito, transparente y con visión de mediano y largo plazos, indicó el especialista en temas energéticos, Carlos Huerta.
ElEconomista. En el nuevo contexto de apertura y competencia petrolera, el fortalecimiento y modernización de Pemex debe ser explícito, transparente y con visión de mediano y largo plazos, indicó el especialista en temas energéticos, Carlos Huerta.
“Las leyes secundarias en materia energética que se presentarán no deben dejar ninguna duda al respecto; es un asunto de viabilidad y estabilidad de largo plazo dentro de un nuevo modelo energético donde incluso a los nuevos agentes económicos nacionales e internacionales les conviene la fortaleza de Pemex porque garantiza la seguridad energética de largo plazo”.
La reforma energética no concluye aún su proceso legislativo, los detalles serán discutidos en esta segunda etapa y será más importante que la propia reforma constitucional. De no cuidarse el detalle de la reforma en las leyes secundarias y de manera involuntaria incluso, podríamos estar consiguiendo resultados contrarios a la prosperidad energética anhelada.
La reforma constitucional está dirigida a crear condiciones económicas de un mercado energético en casi toda la cadena de valor; desarrollar nuevos modelos contractuales y de licencias, así como garantizar los ingresos del Estado
“Las modificaciones constitucionales por sí mismas no podían considerar el fortalecimiento de Pemex; algunos transitorios sólo dieron unas pinceladas sobre este tema. Las leyes secundarias detallan la ruta de cómo lograr autonomía presupuestal y de gestión en Pemex; su nuevo marco fiscal, financiamiento, investigación y desarrollo tecnológico”, indica.
La apertura debe tener límites, candados y plazos -expresa- para que el nuevo modelo garantice la seguridad energética y sea estable en el largo plazo es necesario crear condiciones económicas de competencia equitativa.
Por ejemplo, Exxon Mobil tuvo ingresos totales en el 2012 por poco más de US$480.000 millones; Pemex captó US$127.000 millones y las diferencias son sustanciales: los nuevos operadores tienen autonomía presupuestal y de gestión; acceden al mercado internacional para financiar sus proyectos; invierten en investigación, desarrollo tecnológico y recursos humanos. Su régimen fiscal es generoso para poder mantener políticas de inversión agresiva.
“Estamos hablando de que esta empresa petrolera como operador potencial en el nuevo paradigma energético representa casi cuatro veces el tamaño de Pemex y es sólo un operador”, informa.
La apertura en Brasil fue para incrementar producción, garantizar autosuficiencia energética nacional y fortalecer a la empresa de hidrocarburos.
El resultado es que se fortaleció a Petrobras económica, financiera y operativamente ponderando toda la cadena de valor de los hidrocarburos.
“El Estado brasileño garantizó todas la condiciones y puso todos los recursos económicos y humanos para alcanzar sus objetivos; también dispuso del tiempo necesario para preparar a Petrobras; intervino el Estado a través de distintas políticas públicas y creó una arquitectura institucional muy robusta y una Agencia Nacional del Petróleo como regulador y árbitro para garantizar que la competencia se diera en términos de equidad. En México no podemos, no debemos hacer menos”, asegura.
* Vea además en El Economista: Pemex se fortalece con mayor inversión en 2014