En el caso de no haber oferentes, se esperará una hora para iniciar el proceso “a la holandesa” (a la baja), que no podrá caer de la línea de los US$100 millones. En caso de que no haya oferta por US$100 millones, la subasta se declarará desierta.
El presidente de la Asociación Nacional de Rematadores, Tasadores y Corredores Inmobiliarios, Mario Stefanoli, martillero en la subasta de este lunes de los aviones que pertenecían a Pluna, dijo que en caso de que se llegue a la modalidad holandesa (a la baja) será la primera vez en la historia del Uruguay.
Agregó que de ser necesaria esa segunda instancia, “el primero que levante la mano se lleva los aviones”.
Stefanoli dijo en declaraciones a radio El Espectador que la instancia de la tarde de este lunes es de carácter histórico, debido a las características de la subasta, a los bienes subastados y al monto que se maneja.
Primero se llevará a cabo una subasta al alza (tradicional) que arranca con una base de US$136 millones pero, en el caso de no haber oferentes, se esperará una hora para iniciar el proceso “a la holandesa” (a la baja), que no podrá caer de la línea de los US$100 millones. En caso de que no haya oferta por US$100 millones, la subasta se declarará desierta.
Stefanoli aseguró que con solo el hecho de que haya una oferta en la primera instancia se estará consiguiendo un monto inédito en Uruguay debido a la base establecida y explicó que es optimista debido a que, por pliego, la instancia a la baja contiene otros requerimientos para quienes se adjudiquen los bienes.
“Creo que nunca se comenzó un remate con una base tan importante, por lo que da a pensar que, si se concreta la venta, sea al alza o a la baja, estaremos hablando de la subasta más importante de la historia del país en materia de valores”, manifestó Stefanoli.
Asimismo, explicó las diferencias sustanciales entre ambas modalidades y dijo que la modalidad holandesa implica riesgos y, en este caso más compromisos para quien esté interesado en los aviones.
“En una subasta al alza los oferentes tienen la posibilidad de retrucar con una nueva oferta frente a la oferta de sus contrincantes”, mientras que en la subasta a la baja, “el primero que levante la mano frente a una oferta es a quien se le adjudica los bienes”, dijo Stefanoli.
El rematador agregó que se trata de una modalidad a la que los uruguayos no están acostumbrados, pero que no por ello deja de ser “muy interesante”.
“El hecho de no saber en qué momento otro oferente va a aceptar la oferta que el rematador esté voceando, genera una expectativa muy particular. La subasta a la baja se resuelve con el primero que acepta la oferta. No hay posibilidad de nueva puja”, señaló.
Pero más allá del riesgo que puede significar la rápida reacción de otro oferente, quien pretenda adjudicarse los bienes en la subasta a la baja deberán afrontar requerimientos que en la primera instancia no tiene.
Stefanoli recordó que para el segundo turno “hay una serie de obligaciones como, por ejemplo, crear una aerolínea de bandera y tomar determinada cantidad de personal”.
En tanto, quien oferte en la subasta al alza “puede perfectamente utilizar los aviones en otro país sin necesidad de crear una aerolínea de bandera”.
La comisión. El 0,5% más IVA del precio que alcance la subasta será la comisión del rematador. En este caso, de concretarse la venta de los aviones, lo percibido por el martillero se repartirá en partes iguales entre 455 rematadores, entre los cuales se incluye.