El servicio de correo postal de Suiza probará el envío de cartas a través de drones a partir de este verano.

El envío de paquetes es uno de los usos comerciales que más se le conocen a los drones, a pesar de que aún no se ha puesto en marcha ningún programa para su aplicación a cierta escala. Sin embargo, abundan las pruebas. Tal vez la más conocida es Amazon Prime Air, el servicio que la compañía está desarrollando con el fin de llevar a cabo un reparto más eficaz. Pero hay otras. En Suiza, el servicio de correo postal empezará a probar estos dispositivos en verano.

La Poste, la empresa pública que se encarga de distribuir las cartas en Suiza, se ha asociado con el fabricante de drones estadounidense Matternet para poner en marcha un plan cuya finalidad es repartir el correo con drones. Por el momento ambas compañías han llevado a cabo algunas pruebas en Estados Unidos, pero el plan se pondrá en marcha de forma experimental en Suiza durante el verano.

El servicio de correos también está colaborando con la división de cargamentos de la Swiss International Air Lines, la principal aerolínea del país, para resolver las cuestiones del tráfico aéreo. Y es que aún quedan varios retos a afrontar, entre ellos el respaldo jurídico que va a tener este programa de transporte. No existe un marco legal que ampare el funcionamiento de esta tecnología, por lo que habrá que crearlo.

En verano se pretenden identificar y analizar las posibilidades de uso de los drones para enviar las cartas. Se trata de una forma de comprobar cómo se puede aplicar la tecnología en los diferentes contextos locales. En Suiza, repartir el correo con drones puede tener suponer ciertas ventajas, especialmente en invierno. Cuando los pueblos se cubren de nieve y las comunicaciones se dificultan, estos dispositivos son capaces de llegar a lugares que de otra forma permanecerían prácticamente inaccesibles.

La apuesta del servicio de correo portal suizo representa un impulso para el uso de drones en el sector del transporte y la distribución de paquetes. Y es que en el actual escenario las barreras técnicas, como el peso que puede soportar un dron o su capacidad de vuelo con un lastre, parecen las más fáciles de solventar. En cambio, el nacimiento de unas reglas de actuación, respaldadas por la normativa legal, y el despliegue sobre el terreno de un programa de este tipo –resolviendo las dificultades que surjan a cada paso– son aspectos más delicados.