Para establecer la tarifa del año 2002, que está vigente a la fecha, los técnicos de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) tomaron como referencia una cotización de G. 7.300 por dólar.
Asunción. Uno de los principales argumentos esgrimidos por las actuales autoridades de la ANDE para solicitar el incremento de sus tarifas tiene que ver con la diferencia cambiaria, debido al alza del dólar en los últimos meses, teniendo en cuenta que la compra de energía de las dos binacionales, el pago de servicios de la deuda, contratos de leasing operativos y las inversiones físicas se realizan en esta moneda. Sin embargo, lo que no mencionan los directivos de la estatal, es que durante los últimos 14 años, su tarifa estuvo sobrevaluada.
Así lo confirmó el Ing. Ernesto Samaniego, exgerente de Planificación de la ANDE, quien recordó que el cálculo realizado en el año 2002 se basó en una cotización de G. 7.300 por dólar y la contratación de 700 MW de potencia por mes; pero, en la realidad al año siguiente, en 2003, lo que se contrató fueron 400 MW mensuales. “Esa tarifa sobrevaluada debía servir para realizar varias inversiones, que al final no se hicieron”, confirmó el especialista. Afirmó que no se justifica un incremento y lo que debería buscarse es una mayor equidad en el pliego tarifario, puesto que hay consumidores que no pagan acorde a la inversión que se hace para asegurar el suministro. “Si se aumenta indiscriminadamente la clase más afectada será la de los usuarios residenciales”, apuntó.
Por su parte, el Ing. Ernesto Cristaldo, especialista del sector eléctrico, declaró a ABC Cardinal que el problema de la ANDE es que –debido a sus pérdidas económicas, su rentabilidad ha ido disminuyendo rápidamente en los últimos años y del 8%, en el 2002, ahora llega a cerca del 4%. Consideró además que para las actuales autoridades de la estatal resulta mucho más fácil subir la tarifa eléctrica, en detrimento de toda la población, que realizar profundos cambios administrativos para una operación más efectiva de la obsoleta estatal. Antes que invertir en su infraestructura y convertirse en una empresa más eficiente, la estatal optó por malgastar sus recursos.
Según Cristaldo, en los últimos años se incrementó innecesariamente la cantidad de funcionarios a más del doble, que de unos 2.000 funcionarios pasó a más de 4.500. “Este exceso tiene un doble costo para la ANDE; 1) en los elevados gastos en salarios y remuneraciones y 2) los funcionarios solo pagan el 50% de la energía, una tarifa bien privilegiada”, señaló.
También recordó que la ANDE compra energía de Itaipú y Yacyretá a 27 US$/MWh en promedio y la vende a los usuarios del servicio a un precio de 80 US$/MWh, aún considerando los costos de transmisión y distribución. “Bajo cualquier evaluación comercial uno diría que la ANDE tiene un negocio extremadamente lucrativo con una demanda prácticamente inflexible y virtualmente sin competencia alguna. Entonces uno se pregunta, ¿cómo puede ser que tenga una rentabilidad tan baja? La respuesta, según Cristaldo, está en la desidia e incompetencia de sus administradores.
Después de muchos años la ANDE cerró el ejercicio del año 2015 con una rentabilidad negativa, confirmó el Ing. Fabián Cáceres, director de Planificación y Gestión Empresarial del ente.
“Después del año 2001 es la primera vez que la ANDE llega a este nivel, tuvimos un ingreso neto de explotación negativo en el orden de los 32 millones de dólares, que da una utilidad negativa del 3%”, indicó. Insistió en que, en las condiciones actuales, resulta imposible continuar realizando las obras planificadas dentro del Plan Maestro.
Mañana el Equipo Económico Nacional debería tomar una decisión aunque, según el Ing. Cáceres, esto aún no está definido por el Gobierno.