Las ventas inmobiliarias se desplomaron en los últimos años por una estanflación de la economía y los controles de capitales que impulsó la presidenta Cristina Fernández en 2011.
Buenos Aires. Argentina sigue luchando contra la escasez de moneda dura y de créditos hipotecarios, pero las expectativas por un cambio de Gobierno a fin de año han llevado a los inversores locales y extranjeros a tomar posiciones para una recuperación del mercado inmobiliario, que dicen que ya está ocurriendo.
Las ventas inmobiliarias se desplomaron en los últimos años por una estanflación de la economía y los controles de capitales que impulsó la presidenta Cristina Fernández en 2011.
Se espera que tras la elección presidencial de octubre haya un Gobierno más amigable con los mercados y que desande algunas de las políticas de Fernández. La expectativa, sumada a los bajos precios de las propiedades a raíz de la crisis y una economía levemente más estable este año, ya han alentado una tímida recuperación de las ventas, según encuestas.
El magnate local Eduardo Costantini dice que lanzó en abril una nueva comunidad cerrada en su lujoso proyecto de Nordelta, en el norte de Buenos Aires, y que en un mes los precios por lote de tierra subieron un 10 por ciento debido a la fuerte demanda.
Ahora Costantini está acelerando el desarrollo de Nordelta, un proyecto de ciudad de 1.650 hectáreas que fundó hace 15 años y donde viven ya unas 35.000 personas en barrios cerrados, que son populares en Argentina debido a un aumento de la inseguridad.
"Si siguen comprando, vamos a aumentar (los precios) de nuevo porque esto sucede después de tres años de caída del mercado", dijo Costantini, quien desarrolla el paisaje y la infraestructura básica de Nordelta y vende las parcelas para la construcción de casas o negocios.
Las ventas de propiedades, que se han contraído un 50% desde que se impusieron los controles cambiarios, han subido en los últimos meses.
Los precios en dólares del metro cuadrado de un departamento usado en Buenos Aires se encontraban en mayo un 6,5% por debajo de los valores del 2012, pero un 4,1% por encima de los de mayo del 2014, según datos de la consultora Reporte Inmobiliario, que analiza los precios cada tres meses.
Costantini se encuentra a la caza de más tierra y dice que la búsqueda se está volviendo muy competitiva.
Es que no está solo. Federico Gagliardo dice que su firma Vitrium Capital, que ha desarrollado proyectos inmobiliarios en América Latina, está a punto de comprar su mayor parcela de tierra en sus nueve años de historia en Argentina.
Los bajos precios en dólares de la tierra y de la construcción implican que a Vitrium le cuesta entre US$1.000 y US$1.100 construir un metro cuadrado para hogares y oficinas, comparado con entre US$1.700 y US$2.000 en el vecino Uruguay, dijo Gagliardo.
"Puedes comprar tierra hoy en Argentina para desarrollarla y multiplicar tu inversión por cuatro en 10 años", explicó.
Los precios de las propiedades en un barrio de clase media en Buenos Aires son más bajos que en Montevideo o en Santiago de Chile, según una encuesta del portal de propiedades de América Latina Properati.
Los precios de los inmuebles en Argentina han variado salvajemente en las últimas décadas, en línea con la economía, ofreciendo oportunidades a quienes saben cuándo entrar y cuándo salir.
Los valores subieron un 50% desde la década de 1990 y casi un 300% desde la multimillonaria cesación de pagos del 2002 que derivó en una crisis económica. Sin embargo, en el medio hubo algunas caídas profundas.
La promesa de alta rentabilidad ha atraído a inversores de Wall Street con apetito al riesgo. Bienville Capital dice que ha comprado una participación del 13,5% en la constructora argentina TGLT y está buscando otras oportunidades inmobiliarias en el país.
La recuperación de la construcción se refleja además en los datos oficiales. En los primeros cinco meses del años, la venta de ladrillos, cemento y pintura subió un 5,8%, un 9,4% y un 12,8%, respectivamente, en la comparación con el mismo período del año anterior.
La inflación es un cáncer. En 2014, se registraron sólo 2.000 ventas por mes en Buenos Aires, una ciudad de unos 3 millones de habitantes. Eso se compara con unas 7.000 ventas por mes en 2010 y un promedio histórico de 5.000, según el Colegio Público de Escribanos de la Ciudad.
En lo que va del año, las ventas en Buenos Aires han aumentado un 2,1%, según los datos.
El director comercial de Nordelta, Matías Terrizzano, dijo que espera que las ventas este año sean equivalentes al acumulado de ventas de los últimos tres años.
Pero las transacciones vienen de un nivel muy bajo, por lo que los expertos dicen que una real y sostenible recuperación dependerá de las políticas del próximo Gobierno.
Eliminar las restricciones cambiarias requeriría una vuelta a políticas ortodoxas para prevenir la fuga de capitales.
Un acuerdo con los acreedores que están litigando contra Argentina por su deuda impaga es visto como esencial para que el país recupere el acceso a los mercados de crédito mundiales.
El próximo presidente también debería frenar la inflación, que según estimaciones privadas está cerca del 30%.
"La inflación es el gran cáncer del sector inmobiliario en Argentina porque no permite el financiamiento de hipotecas como en cualquier otro país del mundo, donde compras una causa a 30 años", dijo Terrizzano.
El fundador de la consultora Reporte Inmobiliario, José Rozados, dice que sólo un 4 por ciento de las compras de propiedades en Argentina se realiza a través de hipotecas, comparado con un 80% en otras partes.
Implementar los cambios mayores en las políticas va llevar su tiempo.
"Creo que va a haber un significativo aumento de la actividad después de la segunda mitad del próximo año y los años posteriores", dijo Federico Weil, presidente de TGLT.
Acostumbrados a las montañas rusas de la economía Argentina, algunos especialistas como Rozados son escépticos.
El candidato presidencial que actualmente encabeza las encuestas pertenece al partido de Fernández y no es conocido por hacer cambios radicales.
Mientras tanto, los inversores deben traer apetito al riesgo, dólares en efectivo y la voluntad de lidiar con la crisis, dijo Gagliardo, de Vitrium.