Además de McDonald's, que es la mayor cadena de comida rápida del mundo, otros operadores de la industria como Burger King y Wendy's han sido blanco de las protestas de los activistas.
Chicago. Unos 400 manifestantes recibieron ayer jueves con carteles y cánticos a los accionistas de McDonald's que llegaron de todo el país para participar en la asamblea general en la sede central de la empresa, en Oak Brook, cerca de Chicago.
Los manifestantes, que protestaron a distancia de la sede de la compañía debido a las barreras instaladas por la policía, reiteraron su reclamo de un salario mínimo de US$15 por hora y mejores condiciones laborales.
La protesta, que duró unas dos horas, fue menor que la realizada el miércoles por unos 2.000 trabajadores, activistas comunitarios y religiosos en este suburbio, ubicado a unos 32 kilómetros de Chicago.
Los manifestantes lucían camisetas con la inscripción "Good jobs now (Buenos trabajos ahora)" y portaban carteles en inglés y español con consignas tales como "Levántate, vive mejor".
Según informó la policía de Oak Brook, en el primer día hubo 130 detenidos por invasión de propiedad privada que recibieron una multa de US$75 y una citación para comparecer ante un juzgado.
Deivid Rojas, del Comité Organizador de los Trabajadores de Chicago, dijo hoy a Efe que en esta segunda jornada de protestas no hubo problemas con las autoridades y los manifestantes solamente se limitaron a "acompañar ruidosamente la llegada de los accionistas y a mantener la visibilidad".
Este comité es uno de los grupos que intenta sindicar a los empleados de restaurantes de comida rápida con el apoyo del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio (SEIU).
Rojas admitió que la tarea es difícil porque la mayoría es empleada por franquiciados y la organización debe realizarse en cada empresa.
Jessica Davis, que trabaja en McDonald's como instructora de los nuevos empleados, dijo por su parte que con estas protestas "la empresa tiene que reconocer que somos serios y no daremos marcha atrás" en los reclamos.
El pastor afroamericano Arthur Berry, quien viajó desde Detroit para participar en las protestas, fue uno de los detenidos el miércoles y declaró que estaba de regreso en el piquete, porque es consciente de que es "muy difícil vivir con un salario de US$7,40 por hora".
En Chicago la industria alimenticia paga el salario mínimo de Illinois de US$8,25 por hora y los empleados trabajan medio tiempo sin beneficios u horarios fijos.
Las protestas por un mejor salario en el sector comenzaron a fines de 2012 en Nueva York y se extendieron a otras ciudades de Estados Unidos, así como otros países.
Además de McDonald's, que es la mayor cadena de comida rápida del mundo, otros operadores de la industria como Burger King y Wendy's han sido blanco de las protestas de los activistas.