En un intento de poner fin a años de escándalos y pérdidas, el consejero delegado Christian Sewing está tratando de reformar la entidad en una estrategia que pasa por alejarlo del negocio de la banca de inversión, profundizar las relaciones y atraer clientes.
Fráncfort. El grupo de distribución online Zalando es justo el tipo de negocio alemán de rápido crecimiento con planes de expansión en el extranjero que el consejero delegado del Deutsche Bank, Christian Sewing, necesita para impulsar la recuperación del gigante crediticio germano en apuros.
En un intento de poner fin a años de escándalos y de grandes pérdidas, Sewing está tratando de reformar el Deutsche Bank en una estrategia que pasa por alejarlo del negocio de la banca de inversión, profundizar las relaciones ya existentes y atraer clientes más allá de las grandes firmas.
Pero cuando Deutsche ha tratado de fortalecer sus vínculos con Zalando ofreciéndole depositar más dinero de forma gratuita, el minorista ha declinado la proposición.
"Aunque Deutsche Bank es un banco de gran peso en el sistema, vemos un posible riesgo y tratamos, en lo que se nos alcanza, de mitigarlo para dormir bien por la noche", dijo a Reuters la gestora de riesgos financieros de Zalando, Dominika Kilka-Roth.
La postura de Zalando sugiere que Sewing tendrá que sudar sangre para lograr su objetivo de volver a hacer de la banca corporativa el alma del Deutsche Bank, como lo fuera cuando se fundó la institución en 1870, un año antes de la unificación alemana.
Desde que Deutsche Bank se embarcó hace 20 años en su costosa y al cabo fracasada campaña para convertirse en una potencia del mercado al nivel de las que cotizan en Wall Street, muchas cosas han cambiado en su mercado doméstico.
Un número creciente de bancos alemanes y extranjeros se abalanzó sobre su negocio tradicional mientras se distraía con su ambición de avanzar posiciones en la inversión global, encontrándose ahora con un mercado doméstico mucho más atestado.
Otros bancos alemanes como Commerzbank o HVB, filial del italiano UniCredit, llevan detrás de clientes corporativos alemanes grandes y pequeños desde hace algún tiempo y están incorporando a más banqueros de alto rango para acelerar su empuje.
Al mismo tiempo, bancos extranjeros de inversión entre los que se incluyen los gigantes estadounidenses JPMorgan, Goldman Sachs y Morgan Stanley, han ido avanzando posiciones, mientras que Standard Chartered también se ha instalado con vistas a atraer empresas alemanas.
Además, desde la crisis financiera es más probable que las empresas alemanas recurran a múltiples entidades en vez de a una solo, lo que dificulta el restablecimiento del Deutsche Bank como el banco de referencia para las empresas nacionales.
Las dificultades de la entidad llegan en un momento en el que Alemania, la economía más grande de Europa, corre el riesgo de entrar en recesión por primera vez desde 2013 después de años de bajos tipos de interés.
El pasado viernes, las acciones de Deutsche Bank alcanzaron un mínimo histórico por debajo de los 6 euros. En 2007, antes de la crisis financiera global, sus acciones llegaron a marcar un máximo superior a los 90 euros.