Las medidas "dan una sensación que se asocia con un período de crisis profunda y hoy no estamos en esa situación", dijo José Ignacio De Mendiguren, titular de la mayor agrupación de industriales del país.
Buenos Aires. El principal grupo de presión de la industria argentina criticó el jueves los férreos controles cambiarios impuestos por la presidenta Cristina Fernández, quien prohibió la compra de dólares para ahorro en un país que sufre una elevada inflación.
Los controles, aplicados por Fernández tras ser reelecta en octubre para enfrentar una veloz fuga de capitales que golpeó las reservas del Banco Central, fueron endurecidos en mayo. La autoridad tributaria restringió incluso las ventas de dólares a quienes viajen al exterior.
"Los controles son exagerados. No los compartimos", dijo José Ignacio De Mendiguren, un productor textil y abogado que preside la Unión Industrial Argentina(UIA), la mayor asociación empresarial del país.
Las medidas "dan una sensación que se asocia con un período de crisis profunda y hoy no estamos en esa situación", dijo De Mendiguren hablando a periodistas extranjeros.
Las críticas públicas a las políticas de la presidenta Fernández son raras entre empresarios y banqueros argentinos por temores a represalias o incluso a retos de la mandataria.
Además, muchos de ellos han logrado amplios beneficios en un período de expansión económica continuado desde el 2003, con la única excepción del 2009.
La economía argentina se expandió a altas tasas desde el 2003 tras una monumental crisis que llevó al país a declarar el mayor incumplimiento de deuda soberana de la historia en el 2001/2002.
Pero, impactada por un empeoramiento de las condiciones internacionales y factores locales como una inflación calculada por economistas privados en un 25% anual, la economía local comenzó un período de enfriamiento a fin del año pasado.
Fernández impuso trabas a las importaciones y controles a las operaciones cambiarias para proteger la balanza comercial y enfrentar la salida de capitales, que afecta a sus reservas internacionales, vitales para que el Tesoro pueda honrar sus deudas en un país casi sin financiamiento externo.
El gobierno también acortó los plazos para que los exportadores ingresaran sus divisas a la plaza local.
"Compartimos los objetivos, cuidar el superávit, pero dijimos que el remedio no era el correcto", agregó el dirigente fabril.
Las medidas intervencionistas son resistidas por los inversores internacionales.
De Mendiguren, sin embargo, dijo que Argentina ofrece grandes oportunidades de negocios e indicó que, tras un primer semestre de baja comparada con los altos niveles del 2011, que la actividad industrial concluirá este año con un avance de entre un 2% y un 2,5%.
"Vemos el segundo semestre con un poco más de optimismo", indicó el dirigente.