La segunda licitación para comprar energía eólica a privados que la eléctrica estatal UTE se apresta a lanzar, no solo permitirá ampliar la oferta de fuentes renovables, sino que además despierta mayor avidez por parte de los inversores.
El uso de fuentes limpias para la generación de energía es hasta cierto punto resistido por empresas y gobiernos, al tratarse de tecnologías caras que muchas veces requieren de subsidios o garantías estatales para su implementación.
Sin embargo, la mayor concientización sobre el cuidado del medioambiente que las sociedades adquirieron en los últimos tiempos ha forzado a los elencos gobernantes a estimular este tipo de tecnologías.
En ese contexto, los gobiernos se enfrentan al desafío de compatibilizar los intereses de la comunidad, la economía y las empresas de forma de alinear diversos objetivos.Uruguay tampoco escapa a esa tendencia.
La segunda licitación para comprar energía eólica a privados que UTE se apresta a lanzar en los próximos días no solo permitirá ampliar la oferta de fuentes renovables sino que además, despierta mayor avidez por parte de los inversores, que ven en ese llamado una oportunidad mejor que la anterior.
De acuerdo a estimaciones oficiales, la instalación de parques eólicos en el marco de la nueva convocatoria representará un mejor negocio, tanto para los oferentes como para la demandante empresa eléctrica estatal.
Expectativas. En diálogo con El Observador, el director de UTE, Gerardo Rey, se mostró optimista de alcanzar mejores ofertas de precios de parte de los interesados en la próxima licitación, aunque aclaró que “si se obtiene el mismo precio es un muy buen negocio para UTE”.
En enero de este año, el ente adjudicó la compra de los primeros 150 megavatios para los próximos 20 años a tres empresas (una española y dos argentinas), que invertirán US$300 millones por la instalación de tres complejos de molinos de vientos que producirán 50 megavatios cada uno.
Los proyectos ganadores ofrecieron abastecer la red eléctrica de UTE a un precio cercano a los US$85, que de acuerdo a los cálculos previos efectuados por la Dirección Nacional de Energía, suponen una inversión de US$ 2.000 por kilovatio instalado y una rentabilidad de 11,3%.
El nuevo escenario económico mundial y la modificación de la bases de la segunda licitación dotarán de mejores condiciones tanto a inversores y como a la empresa estatal, según proyectan los técnicos del gobierno.
Las dificultades que atraviesa la economía europea determinan que los fabricantes de equipos eólicos no puedan concretar las ventas de acuerdo a lo esperado, lo que provocó un sobrestock que deprimió los precios.
Además, el pliego de la nueva convocatoria que permite otorgar hasta 100 megavatios a un solo oferente, cuando antes se estableció el tope en 50 megavatios, mejorará la productividad por la ampliación de la economía de escala del proyecto, según señalaron fuentes cercanas al diseño de la convocatoria.
La convocatoria prevé la instalación de 150 megavatios de potencia en molinos de viento, aunque se advirtió que en función de las ofertas que se reciban esa cifra podrá ser incrementada.
La nueva coyuntura habilitará a UTE pagar unos US$80 por megavatio de energía eólica, al tiempo que la inversión estimada para los proyectos rondará los US$1.900 por kilovatio instalado y la rentabilidad mínima se situará en 12%, señaló a El Observador una fuente del Ministerio de Industria.
De forma de agilizar la instalación de los parques eólicos, la eléctrica estatal se comprometió a pagar US$110 por megavatio de toda compra que realice antes del 31 de diciembre de 2014.
En la actualidad, UTE posee un complejo de aerogeneradores en Sierra de los Caracoles (departamento de Maldonado) que cuenta con una capacidad instalada de 20 megavatios.
A su vez, existen en el país otros cuatros parques eólicos de propiedad privada que abastecen con 70 megavatios al sistema eléctrico nacional.
En total, la generación eólica en Uruguay alcanza a 90 megavatios, que representan 3,5% de la capacidad instalada total para la producción energética.
Consenso. La alianza entre los sectores públicos y privados para diversificar la matriz energética del país y favorecer la incorporación de las llamadas “energías verdes” es un instrumento que conjuga la unanimidad del sistema político uruguayo, además del fuerte interés de inversores locales y extranjeros.
El acuerdo en materia energética alcanzado el año pasado por los cuatro partidos con representación parlamentaria intentó materializar una política de Estado que respalde las inversiones de largo plazo que requiere ese sector de la economía.
“Se acuerda el objetivo de diversificar la matriz energética, procurando la reducción de la dependencia del petróleo y buscando una mayor participación de fuentes autóctonas, en particular renovables”, señala el documento.Para 2014 se pretende que la producción eólica ascienda a 600 megavatios, fuente que significará 16,6% de la capacidad energética instalada en el país.
De esa forma, Uruguay se ubicará a la cabeza de la región por el aporte de los aerogeneradores a la oferta energética del país y se situará junto a los referentes en generación eólica a nivel mundial.