Operadores privados estiman que los proyectos edilicios en marcha alcanzan una inversión total de US$700 millones. Sólo en 2011 la inversión inmobiliaria sobrepasó los 700.000 metros cuadrados, en su mayoría, construidos para el resguardo de capitales de inversores extranjeros.
Después de cualquier boom viene otro estallido: el que llevará la economía a una estrepitosa caída. El intendente de Maldonado -donde se ubican una serie de lugares turísticos, entre los que se cuenta Punta del Este-, Óscar de los Santos, sabe que el infortunio puede estar a la vuelta de la esquina y su departamento, con casi ocho años de crecimiento ininterrumpido en su haber, puede perder la riqueza generada en ese tiempo. Por eso, la Rendición de Cuentas del año 2012 de la comuna presenta un plan anticrisis. “Un blindaje”, señaló De los Santos, porque “Maldonado no va a sostener esos ritmos de crecimiento”. La estrategia: inversión pública.
Operadores privados estiman que los proyectos edilicios en marcha alcanzan una inversión total de US$700 millones. Sólo en 2011 la inversión inmobiliaria sobrepasó los 700 mil metros cuadrados, en su mayoría, construidos para el resguardo de capitales de inversores extranjeros. Pero los mismos operadores advierten que la crisis que tiene en jaque a Europa ya ha congelado algunos emprendimientos en el balneario. Según De los Santos, Maldonado necesita, al menos, 350 mil metros cuadrados nuevos cada año para mantener la industria de la construcción que emplea 20 mil personas. Los picos de inversión inmobiliaria han coincidido en los últimos ocho años con los picos del desarrollo turístico, el que, además, deja US$1.000 millones al país. Es tal la hermandad de las dos partes que el intendente teme que una arrastre a la otra hacia “una depresión muy grande”, el paisaje típico de cualquier crisis.
El plan se basa en una inversión de US$233 millones en obra pública para el resto del período municipal en lo que se ha llamado el Eje Avenida Aparicio Saravia que, además, apunta a atraer la inversión privada por fuera del producto sol y playa.
La propuesta del intendente es una reconversión de la matriz productiva: polos industriales, logísticos, agroproductivos y de conocimiento que, en definitiva, no funcionen solo en verano. “Sin estos elementos es muy difícil que Maldonado pueda crecer al mismo ritmo”, dijo a El Observador. Y no se trata de una inversión dirigida al corazón de la península, sino a las zonas más deprimidas del departamento.
Nuevas centralidades. Una obra prioritaria será la construcción de un predio ferial y centro de congresos y convenciones de 10 hectáreas. La inversión estimada es de US$25 millones, de los cuales, US$15 millones los pondrá la Intendencia. Antes de fin de año se designará el gestor y el responsable de obra para comenzar a construir a principios de 2013.
Otro proyecto prioritario es el trazado de la avenida perimetral, cuya construcción comenzará en 2013 y se extenderá hasta 2015, y que supone una conexión vial en el sentido este-oeste, para un vínculo fluido entre La Barra y la ruta 39, con la que se pretende fortalecer la movilidad entre los barrios.
Una “ciudad inclusiva” es la nueva obsesión de De los Santos. “El desarrollo de la infraestructura de servicios ha sido muy desigual en el territorio departamental. Donde se concentran los mayores problemas de pobreza, es donde hay menos presencia del Estado en términos de servicios públicos”, manifestó. La inversión estará dirigida a zonas deprimidas, como el terreno comprendido entre Punta Ballena y Piedra del Chileno, y los barrios Cerro Pelado y Maldonado Nuevo, con el propósito de generar “nuevas centralidades” que, por un lado, mejoren la calidad de los servicios públicos y el sentimiento de apropiación del territorio por parte de los vecinos y, por otro, atraigan nuevos emprendimientos privados. “Allí es donde viven los que trabajan y construyen Maldonado. Debemos hacer que se sientan en el mismo nivel que el resto”, agregó.
En ese sentido, la Intendencia de Maldonado creó instrumentos, como la ordenanza de retorno por mayor valor, que destina parte de la plusvalía a la nueva infraestructura en los barrios.