La innovación abre una oportunidad a la banca local para ganar en eficiencia y mejorar su rentabilidad, pero algunos trabajadores la ven como una amenaza
Montevideo. Julio es un jubilado de 87 años que como de costumbre llegó hace algunas semanas hasta una sucursal bancaria en Portones de Carrasco para gestionar un servicio en una de las cajas. Grande fue la sorpresa cuando encontró que en esa dependencia ya no hay mamparas que separen al cajero del cliente. Todos los pagos y cobros se realizan a través de terminales informáticas sin la intervención de un funcionario.
Es apenas un ejemplo que muestra cómo la tecnología sigue ganando espacio en el negocio de los bancos y abre la puerta a nuevas formas de interacción con los clientes.
Las viejas sucursales de grandes mostradores donde la totalidad de los servicios dependían exclusivamente del trabajo de personas lentamente van quedando atrás. En su lugar se multiplican las buzoneras, los cajeros inteligentes, las plataformas web y las aplicaciones móviles.
Esa transformación supone desafíos para el empleo y la manera de organizar el trabajo en el sector. ¿Qué pasa con la mano obra y qué puede esperarse en el futuro?
Para el presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay (ABPU) –y country head de Santander–, Juan Carlos Chomali, la incorporación de tecnología no implica necesariamente que se tenga que disminuir el número de trabajadores.
Desde su punto de vista, la clave pasa por contar con la flexibilidad suficiente para poder adaptar las plantillas a la rentabilidad de la banca. "Si la tecnología ayuda a que el negocio de la banca sea rentable, las plantillas no sufrirán ningún cambio e incluso pueden crecer", dijo a El Observador.
En opinión del ejecutivo, si un determinado servicio deja de requerir personas porque la tecnología las sustituye, se puede pensar en colocarlas en otras áreas, por ejemplo, para que atiendan público o capten nuevos clientes.
Pero según explica, el punto está en que además de contar con un negocio y un mercado objetivo razonable, hay que poder movilizar a esas personas a nuevas funciones. "Por ejemplo, un equipo comercial tiende a tener componentes más variables en su remuneración que componentes fijos. ¿Tenemos la flexibilidad para adaptarnos a esa forma? No necesariamente", afirmó.
Del lado de los trabajadores se sabe que el avance de la tecnología es irreversible y hoy se lo ve como una amenaza potencial para el empleo en el sector.
En la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU), se sigue con atención la evolución que han tenido los puestos de trabajo en los últimos años.
La banca privada emplea actualmente a algo más de 3.000 trabajadores. El sindicato advierte que la cantidad de personal se sigue reduciendo y que en los últimos dos años se perdieron 100 puestos de trabajo.
En diálogo con El Observador, el presidente del Consejo de Sector Financiero Privado, Elbio Monegal, sostuvo que los bancos ya no reponen las vacantes que se generan por jubilaciones, y aunque las reestructuras y fusiones no implican despidos –como en otras partes del mundo–, sí se están ofreciendo incentivos "muy atractivos" para el retiro por adelantado. La tendencia es a funcionar con la mínima cantidad de trabajadores posible, explicó el sindicalista.
Para AEBU, sería una batalla perdida de antemano pensar en oponerse a los avances de la tecnología, porque eso significaría estar en contra de los beneficios que hoy reciben los usuarios, tales como una mayor accesibilidad y agilidad para hacer sus operaciones. Por eso se considera que el desafío principal está en encontrar la forma de acompasar los cambios sin que haya despidos.
"Lo que planteamos es reciclar y reubicar a la gente. Hay que lograr que gente que se desempeña en lugares donde antes había cinco trabajadores y por la tecnología ya no son necesarios, se siga capacitando para trabajar en otros. Hay áreas que crecen, como las comerciales, y hasta ahora no se encontró en la tecnología la forma de sustituir gente", afirmó Monegal.
Pero la tarea no es sencilla porque no todos los trabajadores están dispuestos a aceptar ese reordenamiento. "Muchos te dicen: 'yo no quiero salir de acá'. Hacen lo mismo hace 30 años y no quieren dejar de hacerlo. Pero el puesto ya no existe. Por eso tratamos de mentalizar a la gente que lo importante es el puesto de trabajo en el lugar que sea", contó el dirigente sindical.
Con el uso de la tecnología los bancos buscan ganar competitividad y también eficiencia, no solo con la reducción de costos, sino por el lado de una mayor productividad al aprovechar nuevos canales para sus productos.
"Hay visiones que hablan del impacto en las personas, en los equipos humanos y eso es muy relativo, porque cuando se amplía la capacidad de delivery también puede significar que eres más productivo, que vendes más, que creces más y por tanto se sigue requiriendo de ese equipo humano", explica Chomali.