La aspiración inicial era volar desde abril con los siete Bombardier, de los cuales el Estado es garante de su pago ante el Scotiabank, pero la fecha de comienzo fue retirada del plan, puesto que las respuestas no dependen de los trabajadores.
El plan de los ex trabajadores de Pluna para formar una nueva aerolínea de bandera todavía espera por avances concretos, cuando se consumió un tercio del tiempo establecido para comenzar a operar. Este miércoles se cumplieron dos meses de aprobada la ley que habilita al gobierno a negociar con el gremio la creación de la compañía.
La aspiración inicial era volar desde abril con los siete Bombardier, de los cuales el Estado es garante de su pago ante el Scotiabank, pero la fecha de comienzo fue retirada del plan, puesto que las respuestas no dependen de los trabajadores.
Para empezar a andar, el sindicato necesita la certificación de la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia), la financiación por parte del Fondo para el Desarrollo (Fondes), una línea de crédito de un banco local y asegurarse los horarios para poder volar hacia destinos de la región. De todo eso ha logrado muy poco.
Según explicaron fuentes del sindicato y del gobierno, la certificación de Dinacia deberá esperar “unos meses”. Requiere de un largo y complicado trámite, que el gremio inició en enero, pero que deber transitar caminos ineludibles.
Además de cumplir con características estructurales y de seguridad, la nueva empresa debe aguardar a que los técnicos completen el mismo trámite en cada uno de los destinos adonde la compañía piensa establecer una base. En la última versión del plan de negocios el sindicato proyectaba hacerlo en Buenos Aires, Córdoba, San Pablo, Porto Alegre, Río de Janeiro, Santiago de Chile y Asunción. Cada país debe aceptar esa certificación para permitir que aterrice en sus aeropuertos.
La semana pasada, el organismo estatal que financia proyectos gestionados por trabajadores (Fondes), y que manejan el asesor presidencial Pedro Buonomo y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Gabriel Frugoni, se comprometió a coordinar un nuevo encuentro con los trabajadores para definir el préstamo de US$15 millones, que deberá ser devuelto en un plazo de dos años.
De todos modos, esa financiación –que aseguraría a la compañía comenzar a volar– se da como un hecho, ya que se trata de una decisión política del gobierno ya comprometida. El presidente José Mujica dijo en noviembre de 2012 que se le jugaba por los trabajadores, y el secretario de la Presidencia, Homero Guerrero, explicó días después que se trata de una apuesta “ideológica”.
Los trabajadores negocian de forma paralela una línea de crédito por US$15 millones con dos bancos que operan en Uruguay. Quieren tener disponible ese dinero para cualquier contingencia en los dos primeros años de gestión, y podrían como garantía la facturación, explicó una de las fuentes.
Por otra parte, queda pendiente la negociación con el fideicomiso que administra los bienes de Pluna, para poder utilizar los aviones.
El sindicato quiere tener dos años de gracia antes de comenzar a pagar los aviones, pero en el Poder Ejecutivo no están dispuestos a ceder así nomás. Según dijeron fuentes oficiales, se pondrá condiciones para que haya dos años de gracia. En un principio se habló de pedir a cambio una contragarantía por si el negocio fracasaba, pero hasta ahora en las reuniones no se planteó el asunto.
Esta semana, el sindicato mantuvo reuniones con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, adonde conversó sobre las frecuencias que operará la nueva aerolínea. En la secretaría de Estado le recordaron a los trabajadores que existe un compromiso firmado con Argentina para mantener las mismas frecuencias y horarios de Pluna.
El gremio accederá a una sugerencia del gobierno y realizará una auditoría externa con su plan de negocios. Hasta ahora, en el intercambio con los jerarcas de la Torre Ejecutiva han surgido cambios.
Según dijo una de las fuentes del sindicato, la estructura gerencial de la nueva empresa cambiará de acuerdo a cómo funcionaba Pluna. Cuando era Matías Campiani (Leadgate) el gerente general de Pluna Sociedad Anónima, había dos vicepresidentes que, a su vez, coordinaban las gerencias. Ahora, según proyectan los trabajadores, esas vicepresidencias serán suprimidas. El gerente general será un extranjero y conducirá el directorio. También será eliminada una de las gerencias.
En cuanto al aspecto comercial, el sindicato piensa potenciar la relación con las agencias de viaje para vender pasajes, aunque mantendrá la plataforma por internet. Mantienen la idea de salir a competir al mercado con precios bajos en los pasajes.
Concurso de Pluna también espera por la Corte. La liquidación de Pluna no se realizó por la ley de concurso, sino que los legisladores del Frente Amplio votaron una ley particular que creó un fideicomiso que pasó a administrar los bienes de la ex aerolínea.
Esos bienes –los siete aviones y las rutas aéreas– que conformaba los activos más importantes de la aerolínea para responder ante los acreedores fueron excluidos del concurso.
Un ex trabajador de Pluna, al que se sumaron otros, planteó ante la Justicia que siete de los 11 artículos de la ley presentan diversas violaciones a la Constitución.
En el recurso planteaba que la ley concursal de Pluna, “lejos de ser impersonal, abstracta y general, es particular y decisoria, características propias de una sentencia”.
El fiscal de Corte, Jorge Díaz, no compartió el planteo de violaciones a la Constitución en la norma. No obstante, aclaró que el Estado es responsable frente a los acreedores en su calidad de socio en la empresa (con Pluna Ente Autónomo) y por haber tomado la decisión de liquidarla.
Los ministros de la Corte recién están en la etapa de estudio del recurso por lo que faltan algunos meses para que la corporación emita una sentencia.