Según explica un documento publicado por la Dirección Nacional de Energía del Ministerio de Industria, “Uruguay tiene la visión de convertirse en un país exportador de hidrógeno y productos que puedan ser elaborados a partir del hidrógeno”. Esta semana presentará su proyecto piloto.
El Observador de Uruguay. El hidrógeno verde es la clave para continuar con la descarbonización del sector energético y materias primas. Es también una oportunidad para aprovechar los excedentes de energía (hidráulica, eólica y solar) que hoy tiene el país.
Uruguay dará esta semana el puntapié oficial con la realización del primer data room sobre el tema. En esa instancia, la Dirección Nacional de Energía del Ministerio de Industria, presentará la idea general del primer proyecto piloto de producción de hidrógeno verde que se quiere desarrollar en el país, con participación del sector público y privado.
El piloto llamado H2U podrá ser de aplicación en transporte pesado o algún otro relacionado al hidrógeno verde como producción de fertilizantes verdes o producción de amoníaco verde como combustible de barcos, por ejemplo. Según informó la Dirección Nacional de Energía, inicialmente los proyectos podrán competir por los beneficios que se estarán otorgando. Este primer paso será a escala pequeña. En este primer data room también se recibirán inquietudes y propuestas de las empresas.
El hidrógeno verde es producido por electrólisis del agua a partir de electricidad proveniente de fuentes renovables. Esta opción (hidrógeno verde) ofrece luego la transformación en varias formas de energía, como electricidad, gas sintético o calor, con múltiples aplicaciones para la industria o la movilidad. El proceso de producción a partir de agua y energía eléctrica de fuente renovable es limpio y no tiene emisiones de CO2.
Y si bien se utiliza agua para la producción, luego que se utiliza el hidrógeno, el subproducto es vapor de agua, con lo cual la misma cantidad de agua vuelve al ambiente y el ciclo se cierra. Por ejemplo, si se utiliza hidrógeno como energético en un camión, la emisión que saldrá del caño de escape será vapor de agua (la misma cantidad de agua que se utilizó para producir ese hidrógeno).
Transición energética. Uruguay ha avanzado durante los últimos años en la descarbonización casi total de su matriz eléctrica. Ahora la segunda etapa de esa transición energética incluye el desarrollo de una economía de hidrógeno verde para continuar con la descarbonización del sector energético y de producción de materias primas.
Esto supone una oportunidad para aprovechar los excedentes de energía que hoy están disponibles. Según explica un documento publicado por la Dirección Nacional de Energía, “Uruguay tiene la visión de convertirse en un país exportador de hidrógeno y productos que puedan ser elaborados a partir del hidrógeno”.
Se considera que el país “tiene muchos atributos” para ser un productor de hidrógeno verde. Entre ellos se menciona el “gran potencial” para la generación de energía eléctrica a partir de energía eólica y solar fotovoltaica combinada a bajo costo.
Uruguay está interesado en la descarbonización de las materias primas y de los productos químicos, tanto para el consumo interno como para la exportación, en momentos donde el cuidado del medioambiente se torna una variable cada vez más exigente para cientos de países.
Existe particular interés por la producción de fertilizantes verdes dado que Uruguay y la región es un centro importante de producción agrícola. También interesa analizar la producción de acero verde. Según las autoridades, Uruguay cuenta con yacimientos de hierro que podrían ser aprovechados. Es también de interés el desarrollo de productos como el amoníaco, metanol y green diesel (HVO).
¿Cómo aporta a la descarbonización? El hidrógeno aportará, por ejemplo, a la descarbonización del transporte pesado y de larga distancia a partir de hidrógeno comprimido o líquido, o líquidos orgánicos que utilizan hidrógeno.
Lo mismo ocurre en la industria y en procesos donde sea necesario alcanzar altas temperaturas, como por ejemplo en la producción de acero.
Es también una alternativa para los países que no tienen posibilidades de producir suficiente energía eléctrica a partir de renovables y que pueden importar hidrógeno o amoníaco verde y utilizarlas en sus centrales de generación de energía eléctrica.