Sin embargo, expertos advierten que la empresa cada vez tiene menos margen de maniobra para enfocarse en su negocio debido a los aportes que realiza al Estado.
La devaluación en Venezuela tras un congelamiento por dos años del tipo de cambio aliviará las constreñidas finanzas de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), aunque necesitará mucho más que dinero fresco para sacar la producción de crudo del país del extenso letargo en el que está sumida.
El ajuste anunciado la semana pasada llevó la cotización oficial a 6,3 bolívares por dólar desde los 4,3 fijos que regían desde principios de 2011, una medida que aumentará los ingresos en moneda local de la petrolera, que es prácticamente la única exportadora del país.
Pdvsa aporta 9 de cada 10 dólares que entran a la economía venezolana por ventas externas y es la primera perjudicada cuando el tipo de cambio queda anclado. Cifras preliminares del Banco Central muestran que en 2012 ingresaron al país US$95.952 millones por exportaciones, y 96% correspondió a la petrolera y a sus empresas asociadas.
Pero expertos de la industria coinciden en que cada vez tiene menos margen de maniobra para enfocarse en su negocio debido a los aportes que realiza al Estado para financiar desde la construcción de casas hasta asistencia social, mientras atiende compromisos políticos del país con sus aliados en programas de venta de petróleo con beneficios.
"Esta debería ser una buena noticia para Pdvsa y sus socios y debería permitir un ligero aumento de producción, pero no creo que se incremente demasiado la inversión", dijo Francisco Monaldi, profesor del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA) con sede en Caracas.
En medio de las onerosas transferencias a las arcas públicas, Pdvsa debe lidiar con pesadas cargas que terminan por limitar el dinero disponible para invertir y retrasan los pagos a sus proveedores, lo que desde 2010 contribuye a que la producción no supere 3 millones de barriles por día (bpd).
"El tema no es de recursos financieros, sino de capacidad de ejecución. Mi impresión es que con tanta incertidumbre política, los socios seguirán arrastrando los pies", dijo Ramón Espinasa, profesor de la Universidad de Georgetwon, refiriéndose a los retrasos en proyectos clave de Pdvsa con socios foráneos en la estratégica Faja del Orinoco y en otros campos.
Tras un año de fuerte expansión del gasto público con dos elecciones a la espalda, Venezuela ejecuta un plan de reformas económicas en ausencia del presidente Hugo Chávez, que según el Gobierno cuentan con el visto bueno del mandatario que convalece desde hace dos meses en Cuba por un cáncer.
Estirando el cuero seco. En 2011, las deudas de Pdvsa con suplidores escalaron a un récord de US$12.376 millones, trabando sus principales proyectos de extracción, y las inversiones de la firma representaron menos de 13% de los ingresos.
El ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, aseguró días atrás que el año pasado se redujeron las obligaciones pendientes tras el pago de unos US$15.000 millones, pero esas erogaciones se hicieron a costa de un creciente endeudamiento.
La deuda financiera de la petrolera se elevó casi 15% a US$40.026 millones en 2012 para apalancar su gasto corriente y hacer frente a una pequeña parte de su monumental plan de negocios, que requiere desembolsos de US$266.000 millones hasta 2018.
No obstante, Ramírez dijo tajantemente que la petrolera no continuará emitiendo los bonos en dólares que impulsaron sus pasivos, lo que en los últimos meses le ha restado capacidad para obtener capital de inversión, obligándola a depender más de préstamos bancarios y corporativos.
La negociación de un crédito por US$2.000 millones con la estadounidense Chevron ha sufrido demoras, dijeron fuentes cercanas a la operación la semana pasada, lo que se suma a retrasos en la recepción de nuevos fondos del Banco de Desarrollo Chino debido al endurecimiento de las condiciones del préstamo.
Ante ese panorama, la esperada devaluación terminó por ser el mejor auxilio financiero para Pdvsa.
"La devaluación estaba escrita con tinta indeleble, no sólo para 2013, sino para 2014 también", dijo la firma local Econométrica en un reporte difundido el sábado.
Pero a pesar de lo que dijo el ministro, firmas como JP Morgan no descartan que la empresa deba recurrir a otra emisión.
"Eso podría ayudar al sistema que vaya a reemplazar al Sitme", dijo Daniel Sensel, analista de crédito de la firma, refiriéndose a la necesidad de sustituir un sistema de venta de títulos eliminado por las autoridades que permitía acceder a dólares a 5,3 bolívares y se nutría de emisiones de bonos.
Cuentas públicas oxigenadas. El Gobierno calcula que la devaluación aportará unos 84.000 millones de bolívares a las arcas públicas, que equivalen a 21% del presupuesto nacional, lo que reducirá un déficit fiscal que según estimaciones privadas supera el 10%.
Analistas esperan además que la medida atenúe las necesidades de endeudamiento interno del Estado y mejore el posicionamiento de los exportadores locales ante bloques comerciales como el Mercosur, aunque afectará el poder de compra del salario de los venezolanos al impulsar la inflación.
La devaluación se produce semanas después de que Ramírez anunciara la reorganización de un impuesto petrolero para darle mayor holgura tanto a Pdvsa como al Banco Central, reduciendo el millonario aporte obligatorio de la estatal al Fonden, un fondo parafiscal que financia obras de infraestructura.
El ministerio de Finanzas, por su parte, ha dicho que urge aplicar una reforma fiscal para recaudar más Impuesto sobre la Renta, un anuncio que ha hecho que los venezolanos se mantengan nuevamente al filo de la noticia esperando un posible ajuste de los impuestos al consumo.