Ni las momias se salvan de la brutal guerra civil en Yemen
Martes, Mayo 16, 2017 - 15:36
Mientras tanto, los vivos son víctimas de la hambruna y las enfermedades derivadas del conflicto que estalló hace dos años.
La hambruna y las enfermedades persiguen a los vivos, pero ni siquiera los muertos se salvan de las calamidades de la guerra civil en Yemen que estalló hace dos años.
Las momias se están deshaciendo en los museos por la falta de electricidad y químicos conservantes traídos desde el exterior, una señal de que el conflicto afecta no solo al presente y al futuro del país sino también a su rico pasado.
Los largos y delgados cuerpos, en posición fetal o colocados en cestos, pertenecen a una civilización pagana de hace más de 2.000 años, mucho antes de la llegada del islam.
Expuestas bajo paneles de vidrio en el departamento de arqueología de la principal universidad de Saná, las momias habrían pasado su sueño eterno ignorando los aviones de guerra que bombardean su tierra natal.
Una coalición militar encabezada por Arabia Saudita ha realizado miles de ataques aéreos en un intento por desplazar al movimiento armado hutí de la capital. El conflicto ha dejado al menos 10.000 muertos y desató una crisis humanitaria. El aeropuerto de Saná está cerrado y el puerto en el Mar Rojo casi bloqueado.
"Las momias han empezado a pudrirse y están infectadas con bacteria. Esto se debe a que no tenemos electricidad ni las máquinas que las mantienen", dijo Abdelrahman Jarallah, director del departamento de antigüedades de la universidad.
Saba y otros reinos yemeníes antiguamente suministraban el incienso y la mirra transportadas por caravanas en el desierto para perfumar templos en Tierra Santa y la antigua Roma. Sin embargo, la guerra moderna ha destruido torres medievales en el barrio antiguo de Saná, una mezquita y un fuerte otomano.
Milicianos de al Qaeda han dinamitado santuarios sufí y ataques en tierras controladas por los hutíes obligaron a muchos miembros de una comunidad judía yemení que data del tiempo del rey Salomón, alrededor del 1.000 antes de Cristo, a huir de la región.