Primer trabajo de Trent Reznor en cuatro años une densos beats, secuencias y noise con guitarras y buenos estribillos.
Tras casi cuatro años de ausencia discográfica, Nine Inch Nails volvió a las bateas con el EP de cinco canciones "Not The Actual Events", en el cual demuestra una vez más que la perfecta maquinaria creada en 1989 por Trent Reznor se mantiene a la vanguardia del rock electrónico.
Para este nuevo trabajo, Reznor (único miembro permanente de NIN) sumó a Atticus Ross, su coequiper en una gran cantidad de composiciones, como en la banda de sonido de "Red Social", con la que ganaron el Oscar, o en los discos "With Teeth", "Year Zero", "Ghosts I-IV" y "The Slip", en los cuales participó en la producción y en las programaciones.
En la previa al lanzamiento, el líder de Nine Inch Nails había anticipado que se trataba de un "trabajo atípico" y que sólo veían factible su publicación por medio de un EP.
Si bien se nota una mezcla más sucia que la que se le acostumbra escuchar a NIN, desde el punto de vista compositivo continúa en el camino que une los densos beats, las secuencias y el noise con las guitarras y buenos estribillos, como tan bien lo logró en "Hesitation Marks" o "Year Zero".
El disco arranca con "Branches / Bones", una pieza de 1.47 que ya muestra una rítmica pegadiza con la susurrante voz del líder del grupo, que estalla en el estribillo junto a una guitarra pesada, al grito de: "Se siente como si hubiera estado aquí antes, yeah, ya no sé nada ni me importa nada".
En "Dear World", NIN vuelve a meterse en sonidos y ambientes del krautrock alemán, dejando en claro una vez más que pueden entrar y salir de la electrónica a su gusto, o pudrir las canciones ("She's gone away"), y siempre quedar bien parado.
Las otras dos piezas, "The Idea of You" y "Burning Bright (Field on Fire)", se caracterizan por sumergirse aún más en la oscuridad que se le conoce desde "Broken" y "The Downward Spiral", disco con el cual capturaron la atención de David Bowie y presentaron en el Woodstook de 1994, siendo cabezas del multitudinario festival estadounidense.
Con "Pretty Hate The Machine", Reznor creó no sólo un estilo musical, sino una nueva forma de concepción musical, al mezclar las armonías experimentales de Scott Walker con la tecnología que comenzaba apoderarse del rock, dando riendo suelta a un género que se lo catalogó como "industrial".
Más allá de las etiquetas, Nine Inch Nails tiene su sello propio y no hay una referencia por fuera de los discos que Trent Reznor compuso con meticulosa precisión desde los 80, cuando su atormentado espíritu, como el lo dijo más de una vez, encontró en la música su lugar.