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Niños bipolares requieren intensa educación para asumir y entender su enfermedad
Jueves, Agosto 21, 2014 - 11:08

No son niños malcriados, no requieren castigo ni premios. Expertos hablan de psicoeducación para hacerse cargo de su enfermedad, asumiendo con ello constantes reponsabilidades.

Si un niño pasa de la risa al llanto, de la euforia a la tristeza, de sentirse omnipotente a decir que todo le sale mal y que no sirve para nada, de temerario a temeroso, en lapsos cortos, es porque presenta signos de bipolaridad.

Según la psicóloga clínica Evelyn Brachetti, pocas veces se los ve eufóricos, pero sí irritables, hipersensibles e hiperactivos ante estímulos que no merecían esta intensidad de respuesta. Además pasan muy rápido de la irritabilidad a la violencia, pueden ser agresivos, ofensivos y duros en sus expresiones y críticas. Incluso gritar injurias o lastimar a los que se niegan a complacerlos o impiden realizar algo que se les ocurre.

“No es raro que tiren o rompan objetos, pateen puertas, destruyan cosas de otros o suyas. Se los puede encontrar completamente salvajes, explosivos y extremadamente furiosos, creando zonas de guerra a su alrededor”, explica.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, cualquier persona puede desarrollar el trastorno bipolar, incluso niños y adolescentes. En la mayoría de los casos comienza en las últimas etapas de la adolescencia o a principios de la adultez. Generalmente dura toda la vida.

“Se dice que puede ser provocada por los genes, por una anormalidad en la estructura y función del cerebro y por trastornos de ansiedad. Pues las causas no siempre son claras”, dice Brachetti.

Detectar esta enfermedad, explica el psiquiatra Ricardo Morla, se logra tras un diagnóstico psiquiátrico y psicológico que puede llevar en ocasiones hasta meses de estudios y de entrevistas no sólo a su entorno, sino también a padres, abuelos y demás personas que tengan una relación con el niño a través de una buena y bien elaborada historia clínica que les permita darse cuenta de qué familiares han tenido la enfermedad o qué ha pasado en el período de vida de ese niño que justifique el diagnóstico.

Para ello, los profesionales que deben manejar el trastorno bipolar en la infancia, agrega, son los psiquiatras, los psicólogos y apoyados por los padres de familia, ya que esta triada de personas deberá estar siempre al alcance de estos niños.

“Ellos son pacientes, mas no niños malcriados que hacen una pataleta o un berrinche, por lo que no serán necesarios ni el castigo ni los premios con ellos, sino una psicoeducación que les permita hacerse cargo de su enfermedad desde el inicio y que les ayude a asumir sus responsabilidades presentes y futuras”, destaca el experto.

(Imagen principal: Sanacionholisticasalamanca.wordpress.com)

Autores

El Universo/ LifeStyle.com