Con esta metodología el mercado es el que guiará tu estrategia y no la estrategia la que guiará tu modelo de negocio.
Excelsior.com.mx. Había una vez un tiempo en que las empresas solían concebir sus proyectos en la oficina, hacer luego un plan de negocios, pedir financiación y lanzar el producto al mercado…
No es cierto, aún hay empresas que todavía lo hacen.
Sin embargo, un día un buen emprendedor llamado Eric Ries decidió que era tiempo de cambiar las cosas con algo llamado Lean Startup, una metodología que llegó para cambiar prácticas de dinosaurios empresarios… porque el movimiento emprendedor necesita una nueva forma de hacer las cosas.
Esta filosofía rediseña el antiguo proceso de crear productos y servicios al hacerlo mucho más eficiente, y al reducir el riesgo asociado al lanzar cualquier proyecto innovador.
Su creador propone cambiar la forma en que las empresas crean y lanzan sus productos y lo hace a través de su aclamado libro The Lean Startup, el cualrecoge toda su experiencia al haber fracasado y tenido éxito en varios de sus proyectos.
Para no hacer de este bello cuento una novela, te diremos que el Lean pone su atención en eliminar cualquier tipo de desperdicio, al resaltar todas aquellas actividades que aportan valor a la cadena de producción, y al eliminar lo superfluo que también genera gastos innecesarios.
Así que, si quieres aplicarlo, debes guiarte por los pilares de esta filosofía, con el fin de reducir el riesgo en el lanzamiento tus productos o servicios:
- Experimentación
- Aprendizaje validado
- Iteración
Sin embargo, aprender del cliente es la clave para que todo sea un éxito, y cuanto más rápido y barato sea, mejor.
Para lograrlo, te ayudarás de la experimentación, la cual será tu herramienta, y la cual, a su vez, transformará tus hipótesis en hechos, lo que generará aprendizaje validado sobre el que construirás tu producto o servicio y tu modelo de negocio.
¿Pero cómo vas a experimentar? Fácil. Enfrentando cuanto antes las ideas al mercado, en forma de prototipos, productos mínimos viables y feedback a través de early adoprers.
Después de eso, llegará el momento de iterar, es decir, de repetir lo que has puesto en marcha y lo que has aprendido, ahora te encargarás de los agregados.
De este modo, el Lean Startup es un poco como la vida: vas aprendiendo (o creando tus estrategias) conforme obtienes más conocimiento del mercado (es decir, de la vida).
Así como con el pasar de los años de tu existencia, con la experimentación, te darás cuenta de que aquellas hipótesis que resultaron falsas, te obligarán a pivotar (o a cambiar) tus perspectivas y tu foco de acción respecto a la idea inicial, por lo que será imprescindible buscar alternativas.
De esta forma es el mercado el que guiará tu estrategia y no la estrategia la que guiará tu modelo de negocio.
Imagina no incorporar esta filosofía a tu empresa: sucedería que invertirías grandes cantidades de dinero, tiempo, ilusiones y esfuerzo con el fin de lograr que el producto o servicio esté terminado y sea perfecto, para después dejar todo a la suerte… si los clientes lo aceptan, ¡está bien!, ¿pero si no…?
A pesar de que los estudios de mercado son importantes, no hay mejor validación para tu producto que testarlo en diferentes etapas con tu usuario real y no a través de cifras y suposiciones.
Así dejamos de adivinar qué quiere en realidad el usuario; sino que nos dedicamos a ejecutar lo que ellos identifiquen como fundamental.
No lo olvides: la clave está siempre en poder solucionar un problema real y concreto, pues todo se reduce a si el cliente experimenta una solución a sus problemas y en consecuencia, si está contento de pagar por nuestros servicios.
Si es así, podrás decir "..y vivieron felices para siempre”.
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