El activo más valioso de un país no radica en su ubicación geográfica, atractivos turísticos o recursos naturales, sino fundamentalmente en el tipo de liderazgo que ejercen sus gobernantes, políticos y empresarios. 

Por ello, resulta muy interesante el enfoque de CADE 2013, presidido por Ricardo Briceño, al reflejar una nueva forma de ver las cosas y dejar atrás los reclamos al gobierno y los meros diagnósticos, para dar paso a una agenda que -basada en acciones concretas- contribuya al desarrollo sostenible del país.

Inspirados por el “Espíritu de Paracas”, una generación conformada por ochenta líderes empresariales menores de 50 años de edad, formulará propuestas en siete sectores clave: minería, turismo, agroindustria, infraestructura, salud, educación y servicios financieros, con el compromiso de ejecutarlas.

La selección de los sectores ha sido hecha con acierto. Para empezar, incluye minería, agroindustria y turismo, tres pilares para nuestro desarrollo. La minería es la locomotora del crecimiento e impulsa a otros sectores, no solo a los que tienen relación directa con ella (construcción, metalmecánica), sino también a manufactura y consumo masivo, que crecen al mejorar el poder adquisitivo de la población. Por su lado, turismo y agroindustria tienen enorme potencial para generar empleo y divisas. 

Otro sector muy bien seleccionado es el de infraestructura, pues engloba energía, transporte, telecomunicaciones, agua y saneamiento, y su desarrollo facilita los tres sectores-pilares productivos señalados anteriormente. Ahora bien, para que la inversión del sector privado en infraestructura sea oportuna y eficiente, deben eliminarse las trabas burocráticas que paralizan obras y generan corrupción.

Por supuesto que Educación y Salud constituyen la base de todo. El adecuado desarrollo del capital humano permitirá que los demás sectores clave funcionen apropiadamente, lo que redundará en el bienestar de la población. El servicio que el Estado brinda en salud y educación es deficiente y el sector privado tiene en ellos una gran oportunidad.

Finalmente, CADE nos permitirá ver qué innovaciones podemos hacer en servicios financieros, cómo “bancarizar” más la actividad económica y lograr la formalización de agentes económicos que operan en la ilegalidad. Esperamos ideas del sector financiero que ayuden al crecimiento de los demás sectores.

La única tarea que no puede asumir directamente el sector privado es la seguridad ciudadana, lamentablemente la asignatura más desaprobada del actual gobierno, quien tampoco ha logrado reconstruir Pisco tras el terremoto, por lo que es loable que CADE se celebre en Paracas, y parte de la agenda sea proponer iniciativas para convertir Pisco en un polo de desarrollo.

Previo consenso con los gremios de cada sector, las agendas que plantearán los empresarios en CADE 2013 serán vinculantes; es decir, no sólo serán propuestas, sino además asumirán el firme compromiso de involucrarse activamente en ellas y hacer un seguimiento efectivo, para luego rendir cuentas sobre la ejecución y el progreso logrado. Esto es un hito importante y puede ser el modelo de las futuras conferencias, no solo de CADE Ejecutivos, sino también otras del sector privado, y ojalá del Estado.  

Seguro no faltarán opiniones de por qué no fueron seleccionados otros sectores productivos o exigencias para una mayor industrialización. Por supuesto que sería extraordinario que Perú diseñara y produjera los productos que importa, como smartphones, laptops, volquetes, tractores, automóviles, televisores y equipos de sonido. Pero hay que ser realistas y poner foco en un proceso de desarrollo seguro que sea sostenible. En lugar de pensar en plantas maquiladoras, deberíamos resolver de una vez por todas los problemas que impiden construir las plantas petroquímicas que el Perú necesita.

El enfoque planteado y las declaraciones hechas, tanto por el presidente de IPAE como el de la CADE y los de los diversos grupos de trabajo, me dan la impresión que CADE 2013 busca una suerte de salto cuántico o punto de inflexión en el empresariado, para ejercer una suerte de liderazgo social, que no es otra cosa que asumir el compromiso y la responsabilidad de influir positivamente en los demás. 

Porque se puede ser un empresario exitoso, pero no necesariamente ejercer verdadero liderazgo, el cual implica una visión holística del mundo, una manera distinta de relacionarse con los empleados, la sociedad y el entorno; una forma inspiradora de implicarse y comprometerse a ejercer un liderazgo integro que, como ha señalado Ricardo Briceño, considere el bien común. Enhorabuena un CADE así.