Conversamos con la CEO de esa plataforma mexicana de cine "indie", sobre cómo surge este emprendimiento, sus hitos más importantes y de sus expectativas de participar en el programa Start-Up Chile.
Celeste North es mexicana y también CEO de la plataforma NuFlick, en la que trabaja junto a Eduardo Vaugier, CTO, y Rodrigo Boyzo, quien originalmente estaba a cargo del diseño de productos y ahora está más involucrado en la adquisición de contenidos. Si bien este emprendimiento -consistente en un portal para suscribir y ver cine "indie"- era una idea que rondaba en la cabeza de North desde hace años, pues estudió ciencias de la comunicación y luego cine, no fue sino hasta 2011 cuando, mientras participaba en Startup Weekend México, que pudo dar a conocer su proyecto, para así obtener la capacitación y los fondos necesarios para darle vida.
Lo cierto es que trabajar en arte es complejo, más aún emprender en este ámbito. Y North tiene claro que no es una labor fácil. Lo ha vivido en el camino, al tener que hallar realizadores que quieran que sus títulos sean exhibidos en la plataforma, junto con buscar ampliar la red de clientes e inversionistas. “Hay que esforzarse un poco más y saber que se tendrá que trabajar de forma estable y bastante duro para ver frutos. Se trata de perder el miedo”, afirma la emprendedora mexicana.
¿Cómo nace, en primer lugar, el interés por unir la tecnología y la cultura y, en segundo, el proyecto NuFlick?
La tecnología me gusta desde joven. Me considero una early adopter. Pero no fue hasta que estudié cine que pude trabajar en una empresa de hosting y dominios, que necesitaba a una persona que se encargara de la creación de contenido. Empecé entonces produciendo podcast, primero, y luego video. Entré así a la tecnología por medio de la comunicación. A partir de mis habilidades produciendo audio para Internet fue que entré como productora al podcast Empréndela, aunque en principio no se llamaba así. Trataba sobre tecnología de consumo en general. Terminamos cambiándole el nombre en 2008 o 2009 y lo redireccionamos, porque nos dimos cuenta que en México comenzaban a salir nuevos proyectos tecnológicos que no obtenían visibilidad; muy pocos podían tener esto.
Entonces empecé no sólo a involucrarme en tecnología, sino que también en startups. Varios años después, en 2011, participé en Startup Weekend (en México) donde pude presentar la idea de NuFlick, que la tenía hace tiempo y que surgió porque una película que produje en 2009, que fue mi primer largometraje, no obtuvo ningún tipo de distribución. Me preguntaba cómo era posible que lográramos tener los recursos para producir cine, pero no para la distribución.
En Startups Weekend me di cuenta que en México existía un problema grave de distribución en el cine, porque se produce más del que se distribuye. Fue en ese momento cuando pensé que podía haber una solución tecnológica para este problema, pocos meses antes que Netflix entrara a México. Era una problemática y también un área de oportunidad, cuando en realidad no había servicios de video on demand (VOD) funcionando localmente. Lancé la idea en este evento y a partir de ahí hubo un acercamiento con Mexican.VC, que es un fondo de inversión para empresas en etapas tempranas; aplicamos para ser parte de la primera generación, quedamos y pudimos desarrollar el inicio del proyecto de NuFlick. Nuestra primera versión fue en septiembre de 2011.
¿Cuál es el modelo de negocio?
Distribuimos largometrajes y cortometrajes, por lo que los precios varían un poco. Tenemos dos modelos: en el primero, con el que puedes hacer la descarga una sola vez, escoges un cortometraje por un pago de $10 mexicanos, lo que equivale a poco menos de un dólar, mientras que por un largometraje pagas $25 mexicanos, que corresponde a alrededor de dos dólares. Está pensado para la audiencia casual, que sólo quiere ver un par de títulos de vez en cuando. Por otro lado, la segunda forma es para las personas que son más activas y que consiste en una suscripción mensual de $80 mexicanos, que son poco más de 7 dólares, y en la que se puede acceder a todo el catálogo de contenidos, bastante parecido a Netflix.
¿Barajan, para más adelante, aumentar los precios para descargar películas e inscribirse?
La realidad es que el nicho al que nos dirigimos es más pequeño, en comparación a los que trabajan con un cine más comercial. También es cierto que cuando ya tienes posicionado un precio, subirlo puede ser complicado porque para muchos usuarios puede ser negativo. Lo que estamos buscando nosotros, más que subir el valor del servicio, es explorar nuevas áreas de comercialización. Tenemos ganas de ofrecer películas gratuitas patrocinadas por ciertas marcas y darles a estas la oportunidad de acceder a nuestra base de usuarios, o proveer otros tipos de sitios con un costo adicional, como pasa con los festivales, en comparación con la suscripción mensual. Se trata de lograr ganancias a través de otros mecanismos.
¿Están pensando en abrirse a otros países?
La plataforma está disponible a nivel mundial. De hecho, tenemos clientes no sólo de México, también de otros países. Ahora que estaremos en Start-Up Chile buscaremos abrir al mercado de Latinoamérica, como Chile, Colombia y posiblemente en Argentina. La mayoría de los contenidos están disponibles para México, lo que nos impide estar más activos en otras naciones.
Respecto al viaje a Chile para participar del programa Start-Up, ¿cuáles son sus expectativas?
Lo beneficioso es tener disponible nuevamente una red de mentores, porque el proceso con Mexican.VC fue muy nutritivo y nos ayudó a encontrar oportunidades, junto con el modelo de negocios que mejor resultara. Es importante para nosotros la posibilidad de estar trabajando de forma activa en el desarrollo de nuevas opciones, que nos permitan experimentar mucho más con las oportunidades que tenemos con nuestro producto. No queremos ser sólo una plataforma para ver películas, sino que explorar otras áreas sociales como poder comentar, compartir, que es el potencial social que tiene el cine. Entonces, lo que buscamos en Chile es tener acceso a esa red de mentores y proyección que el Programa nos pueda dar hacia América Latina.
¿Cómo lograron acuerdos con los realizadores y las distribuidoras, de manera de poder nutrir de material a la plataforma?
Trabajamos directamente con realizadores independientes, distribuidores e instituciones que tienen derechos sobre material cinematográfico y que buscan preservarlo, como el caso de la Cineteca Nacional de México y del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine). Al principio sólo estábamos enfocados en los realizadores independientes y les proponíamos participar en el espacio. La labor que hacíamos era acercarnos uno a uno, ya sea porque nos hablaban de él o porque lo buscábamos por Internet.
A partir de ese trabajo, para el que se requirió mucho esfuerzo para tener mayor visibilidad, fue que pudimos acercarnos a la Cineteca Nacional de México, que fue nuestro gran contrato. Ahí hablamos con su directora, Paula Astorga, a quien le propusimos la idea de exponer las películas de las que ellos tienen derechos de distribución en estas plataformas. Para ellos fue inmediatamente muy atractivo, porque somos la única plataforma de distribución VOD mexicana. A la par que lanzamos nosotros entró Netflix y pocos meses después pareció Budu. Ahora hay nuevos competidores, como Claro. Pero competidores en el área de cine cultural no tenemos uno que esté operando directamente en México. Hay una plataforma que está fundada en Inglaterra, que tiene cierto catálogo disponible para México, pero que no tiene operaciones locales, entonces su catálogo crece poco, no tiene nada de promoción, es muy poco conocido.
Ahora todos nuestros competidores en el área de VOD son grandes, entonces hemos sido una alternativa muy interesante para los productores y distribuidores locales. Actualmente, como tenemos andando una maquinaria donde varias personas que ya están distribuyendo con nosotros nos recomiendan, participamos activamente en festivales.
¿Cuál es el acuerdo que tienen con los realizadores para exhibir sus películas en NuFlick?
Lo que hacemos con ellos es que repartimos las ganancias. En la posición en la que estamos, tan joven como empresa, no podemos comprar los derechos de distribución. Por esto, la propuesta está en que nos encargamos del procesamiento de los materiales, duplicación, pagos, etcétera. De las ganancias generadas dividimos los porcentajes entre ellos y nosotros, pero buscamos que el porcentaje mayoritario de ganancia sea para los realizadores. De la misma manera estamos trabajando con los distribuidores.
Se nos ocurrió que, por un lado, encontrar suficientes catálogos y realizadores que tuvieran el material listo para publicar con nosotros, era un proceso que demoraba. Lo otro es que nos dimos cuenta que vender estas películas era más complicado, porque las personas no suelen pagar por contenidos de los que no tienen referencias. Es mucho más fácil que alguien pague por un filme del que ya conoce a sus actores o director; o bien que se haya exhibido en un festival.
Nuestros esfuerzos de marketing debían ser muy altos. Ahora hemos encontrado un muy buen equilibrio entre películas conocidas, que conseguimos por medio de la Cineteca y Canana, y las producciones de distribuidores independientes, lo que para ellos es conveniente porque la mayoría de nuestra audiencia puede llegar por títulos más conocidos, pero luego se aventuran a conocer cosas diferentes debido a su buena experiencia en nuestra plataforma.
¿Cuáles han sido los hitos más importantes de NuFlick?
Definitivamente el haber obtenido el voto de confianza de la Cineteca, que fue nuestro primer contrato grande y que nos permitió abrir el camino con otros realizadores. Tuvimos varias pruebas para llegar al modelo de negocios que tenemos actualmente; haber experimentado antes ayudó mucho. El estreno de Chalán, en noviembre pasado, que lo hizo primero por nuestra plataforma previo a la televisión, nos ayudó a tener mayor cobertura de prensa y también para darnos cuenta de las áreas potenciales que tenemos mediante esta plataforma.
¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrentan ahora?
Muchos de los distribuidores locales no contemplan lo digital dentro de la vida de sus películas y muchos no tienen su material digitalizado. Entonces, la interrogante es si el costo por digitalizar lo debemos sufragar nosotros o ellos deben pagar; o bien, cuáles son las cuotas adecuadas a pagar el distribuidor por tener los materiales; o cuáles son los derechos digitales y por cuánto tiempo es adecuado firmarlo, etcétera.
En México estamos un poco rezagados en esta transición a distribución digital y por ello estamos experimentando, lo que también permite que hagamos cosas diferentes, más allá de sólo presentar los contenidos. Y eso es lo que hacemos con los festivales de cine.
¿Cómo ve las problemáticas de los emprendimientos que intentan darle visibilidad y solución a asuntos más artísticos?
Entiendo que haya poca inversión porque son bastante riesgosos y el margen de ganancias es bajo. Pero como emprendedores debemos definir por qué estamos emprendiendo: si es para monetizar, hacernos millonarios en poco tiempo, para crear proyectos que escalen o para resolver problemas.
Creo que en México y en América Latina hay muchísimos problemas más profundos, pero en la medida en que tengamos ciertas habilidades y podamos utilizar la tecnología para resolver problemas reales, a mediano y largo plazo hace que tengamos más valor y, de alguna manera, esto será beneficioso para nosotros. Así, la gente con dinero se dará cuenta del valor que estamos generando para el país. Sé que hay varios problemas que la tecnología no puede resolver, pero también sé que podemos contribuir a resolver problemas y, en el camino, hacer dinero. Hay que esforzarse un poco más y saber que se tendrá que trabajar de forma estable y bastante duro para ver frutos. Se trata de perder el miedo.