El número de macrófagos alrededor de los intestinos aumenta durante las comidas. Éstos producen IL-1beta que, mediante una “danza” conjunta, con la insulina, trabajan en conjunto para regular los niveles de azúcar en la sangre.
University of Basel. Cuando comemos, no sólo tomamos nutrientes, también consumimos una cantidad significativa de bacterias. El cuerpo se enfrenta con el reto de la distribución simultánea de la glucosa ingerida y la lucha contra estas bacterias. Esto desencadena una respuesta inflamatoria que activa el sistema inmunológico de individuos sanos y tiene un efecto protector, como los médicos de la Universidad y el Hospital Universitario de Basilea han demostrado por primera vez. En personas con sobrepeso, sin embargo, esta respuesta inflamatoria falla tan dramáticamente que puede conducir a la diabetes.
Es bien sabido que la diabetes tipo 2 (o diabetes de adultos) conduce a la inflamación crónica con una gama de impactos negativos. Por lo tanto, una serie de estudios clínicos han tratado la diabetes al impedir la sobreproducción de una sustancia implicada en este proceso, la interleuquina-1beta (IL-1beta). En pacientes diabéticos, esta sustancia mensajera desencadena inflamación crónica y hace que las células beta productoras de insulina mueran.
Activación del sistema inmunitario
Sin embargo, esta inflamación tiene algunos aspectos positivos, como se informó recientemente en la revista Nature Immunology por parte de investigadores del Departamento de Biomedicina de la Universidad y del Hospital Universitario de Basilea. En individuos sanos, las respuestas inflamatorias a corto plazo desempeñan un papel importante en la absorción de azúcar y la activación del sistema inmunológico.
En su trabajo, el profesor Marc Donath, Jefe del Departamento de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo del Hospital Universitario de Basilea y su equipo de investigación demuestran que el número de macrófagos (un tipo de célula inmune) alrededor de los intestinos aumenta durante las comidas. Estas denominadas células "limpiadoras" producen la sustancia mensajera IL-1beta en cantidades variables, dependiendo de la concentración de glucosa en la sangre. Esto, a su vez, estimula la producción de insulina en las células beta pancreáticas. La insulina provoca entonces que los macrófagos aumenten la producción de IL-1beta. La insulina y la IL-1beta trabajan juntas para regular los niveles de azúcar en la sangre, mientras que la sustancia mensajera IL-1beta garantiza que el sistema inmune esté suministrado con glucosa y, por tanto, permanezca activo.
Bacterias y nutrientes
Según los investigadores, este mecanismo del metabolismo y el sistema inmunológico depende de las bacterias y nutrientes que se ingieren durante las comidas. Con nutrientes suficientes, el sistema inmunológico es capaz de combatir adecuadamente las bacterias extrañas. Por el contrario, cuando hay una falta de nutrientes, las pocas calorías restantes deben conservarse para importantes funciones de la vida a expensas de una respuesta inmune. Esto puede ir de algún modo a explicar por qué las enfermedades infecciosas ocurren con más frecuencia en tiempos de hambruna.