Se trata de un proceso por el cual el óxido de nitrógeno, generado durante los procesos industriales, puede utilizarse en la fabricación de colorantes y medicamentos.
Universität Erlangen-Nürnberg/Cluster Salud. En lo que puede representar un punto de quiebre estructural a largo plazo, un grupo de químicos de la Universidad Friedrich-Alexander Erlangen-Nürnberg (FAU) desarrolló un proceso en el que los óxidos de nitrógeno generados durante los procesos industriales pueden utilizarse en la fabricación de colorantes y medicamentos.
El hecho es particularmente relevante porque, utilizando el método, las empresas podrán en el futuro combinar la contaminación de los gases de escape con la producción de nuevas sustancias medicinales.
El óxido de nitrógeno es un contaminante ambiental importante. Los compuestos de nitrógeno y oxígeno se forman principalmente durante la combustión, por ejemplo en motores de automóviles y centrales de carbón y gas, pero también a través de otras técnicas térmicas y químicas empleadas por la industria. Con el fin de limpiar estos gases residuales, se emplean los métodos de captura de postcombustión o de reducción catalítica, los cuales son relativamente complejos y también están asociados con ciertos inconvenientes. Pero los óxidos de nitrógeno no son sólo toxinas no deseadas. De hecho, investigaciones recientes han demostrado que pueden utilizarse en la síntesis química de productos de alto valor.
Siguiendo esta última lógica, es que un equipo de investigación encabezado por el Prof. Dr. Markus Heinrich, ha desarrollado un método altamente eficiente de combinar estos dos aspectos: la purificación de las fugas de gases residuales y el reciclaje práctico de óxidos de nitrógeno. Utilizando una planta modelo, los químicos basados en la ciudad de Erlangen simularon un proceso industrial estándar: la conversión del cobre en nitrato de cobre. "El nitrato de cobre se utiliza como colorante, un recubrimiento anticorrosivo, un agente de conservación de la madera y como un agente oxidante en la síntesis química", explica Heinrich. "Hemos desarrollado una forma de utilizar directamente el óxido de nitrógeno creado durante el proceso de fabricación en la síntesis de balsalazida y sulfasalazina, dos compuestos azoicos compuestos utilizados en el tratamiento de enfermedades inflamatorias intestinales crónicas.
La pieza central de la planta modelo es una arandela de gas en forma de tubo, con la que los investigadores son capaces de reducir las concentraciones de óxido de nitrógeno en el flujo de gases de escape en un 99,7%. "Este es un valor notable, pero por supuesto sólo lo hemos logrado en el entorno de laboratorio", añade Heinrich con cautela. "Sin embargo, estamos trabajando en el supuesto de que nuestra técnica también dará lugar a altos niveles de eficiencia en las aplicaciones industriales". A diferencia de los anteriores intentos realizados en el laboratorio por los químicos farmacéuticos, la nueva planta también puede hacer uso de bajas concentraciones de óxidos de nitrógeno y funcionará de manera fiable, incluso si hay fluctuaciones en el flujo de gases de escape.
La producción de nitrato de cobre es sólo un ejemplo de un proceso industrial en el que, hasta la fecha, los óxidos de nitrógeno han sido neutralizados usando técnicas complejas en lugar de emplearse en procesos de síntesis rentables. Según el investigador, "en cualquier lugar tenemos una gama manejable de materiales de origen, incluyendo por ejemplo el grabado de placas de circuito impreso para aplicaciones electrónicas, podemos usar el subproducto óxido de nitrógeno para la fabricación de medicamentos". No obstante, "la situación es un poco diferente en el caso de plantas de energía o plantas de incineración de residuos. Obviamente, es mejor evitar el uso de un cóctel de toxinas y metales pesados para hacer medicamentos". Pero es posible "y tiene sentido utilizar los óxidos de nitrógeno presentes en los gases de escape para la fabricación de ciertos colorantes a base de compuestos azoicos”, concluye.