Jordi Carratalá, científico del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, en España, ha participado en las nuevas directrices sobre el tratamiento de neumonías adquiridas en hospitales y centros médicos, asociadas a la ventilación mecánica, y las explica.
Cluster Salud. La neumonía adquirida en el hospital (HAP) y la neumonía asociada a la ventilación mecánica (VAP) –que representan entre el 20 y el 25% de las infecciones adquiridas en el hospital– deben tratarse con cursos de antibióticos más cortos de lo que normalmente se prescribe, según las nuevas directrices publicadas por la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (IDSA) y la Sociedad Torácica Americana (ATS) en la revista Clinical Infectious Diseases.
Entre sus autores se encuentra Jordi Carratalá, jefe del grupo de investigación en Infecciones respiratorias y en el huésped immunodepromido del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), de Barcelona, España.
Los respiradores mecánicos ayudan a los pacientes a respirar durante una cirugía con anestesia general o si existe deterioro de la función pulmonar. Uno de cada 10 pacientes intubados y con respiración asistida sufre neumonía asociada a la ventilación mecánica (VAP), patología mortal en un 10 a 15% de los casos.
Aunque la neumonía adquirida en el hospital o intrahospitalaria (HAP) por lo general es una infección menos severa, la mitad de los pacientes también presenta complicaciones graves, como insuficiencia respiratoria, insuficiencia cardiaca, shock séptico e insuficiencia renal.
La nueva guía clínica, creada por un panel multidisciplinario de especialistas en enfermedades infecciosas, pulmonares y medicina intensiva, recomienda siete días de tratamiento y la utilización de antibiogramas, un análisis periódico de las cepas de bacterias que causan infecciones de neumonía, así como de los antibióticos que pueden tratarlos más eficazmente.
Estas recomendaciones reflejan un cambio respecto a las directrices anteriores, de 2005, para asegurar un tratamiento seguro y eficaz que limite el desarrollo de resistencia a los antibióticos.
Según Carratalá, único miembro español del panel de autores, "la versión anterior fue escrita hace once años, por lo que toda la comunidad científica estaba esperando una nueva edición. Hemos empleado más de tres años para crear esta nueva guía. Los resúmenes de evidencias científicas en las que se basan las recomendaciones se han preparado utilizando el sistema GRADE para la calificación de la evidencia, lo que suponen un cambio respecto ediciones anteriores".
Menos resistencia a antibióticos
Una vez que los médicos sepan de forma regular qué bacterias están causando VAP y HAP en sus hospitales, así como su sensibilidad a los antibióticos específicos, podrán elegir el tratamiento más eficaz. Esto ayudará a individualizar la atención, lo que garantiza que los pacientes sean tratados con el antibiótico correcto lo más pronto posible.
Estudios recientes sugieren que la menor duración de tratamiento no solo no disminuye los beneficios de la terapia, sino que puede reducir los efectos secundarios relacionados con los antibióticos, la resistencia a los antibióticos y los costes asociados.