Científicos de la Universidad de McMaster, en Ontario, Canadá, han descubierto un grupo de compuestos, de la familia de los glucopéptidos, que atacan a las bacterias de una nueva forma.
La aparición de los antibióticos ha sido uno de los mayores avances en la historia de la medicina. En el conjunto de la sociedad, la introducción de la penicilina , que Alexander Fleming descubrió en 1928, supuso una revolución. Muchas infecciones hasta entonces difíciles de curar comenzaron a tener solución. En aquel momento nada hacía presagiar la resistencia antibiótica.
Pero tras décadas de un empleo constante de los antibióticos algunas bacterias mutaron. Hoy en día la resistencia antibiótica es un hecho y en algunos casos supone un problema grave. Un problema que está llamado a agravarse cada vez más. La propia OMS ha advertido sobre la seriedad del asunto. La organización ha señalado a la resistencia a los medicamentos como un mal a combatir en las próximas décadas. Si no se ponen medidas las bacterias se harán más fuertes aún ante las medicinas actuales.
Por eso tiene un gran interés la investigación que ha llevado a cabo un grupo de científicos de la Universidad de McMaster, en Ontario, Canadá. Su trabajo ha descubierto un grupo de compuestos, de la familia de los glucopéptidos, que atacan a las bacterias de otra forma.
Bacterias como el staphylococcus aureus, de probada resistencia, basan su fuerza en una pared celular muy sólida. Los antibióticos actúan evitando que se forme esa pared celular , lo que irremediablemente lleva a la muerte de la bacteria. Sin embargo, los compuestos corbomycin y complestatin que han probado los científicos de Canadá funcionan al revés.
Estos glucopéptidos fortalecen la pared celular de la bacteria. Y esto no la hace más fuerte. Al contrario, porque la solidez de la pared es tal que impide que se rompa de ninguna manera. Un proceso necesario para la división celular, que es la forma en que se reproducen las bacterias.
Una búsqueda constante
El descubrimiento podría resultar clave para vencer la resistencia antibiótica. Y es que a estas alturas se buscan las fórmulas más variadas para hacer frente a este problema. Incluso se ha probado el rescate de antiguos medicamentos. Es el caso de una investigación china, que pretende reutilizar un medicamento empleado en época soviética contra las superbacterias.
Tal es el interés en vencer esta resistencia antibiótica que se ha recurrido incluso a los smartphones. Un grupo de científicos ya ha creado un dispositivo acoplable a un terminal móvil para detectar este problema mediante la recogida de muestras.