Cualquiera que desee cuidar su patrimonio personal puede adoptar estos hábitos.
A menudo salen a relucir escándalos de celebridades o millonarios hasta la gorra de deudas.
La sociedad saborea ese tipo de escándalos, pero no son muy distintos de los muchos casos de empleados y comerciantes comunes y corrientes, que han tenido ingresos altos durante décadas, y que hoy día no podrían sobrevivir ni un mes si pierden su trabajo porque están hasta las chanclas de deudas.
Y también conozco a personas que ganan 200 pesos al día y no le deben nada a nadie.
Tener deudas no tiene que ver con tus ingresos, sino con tu forma de pensar.
A veces, al igual que con el alcohol, es necesario tocar fondo por el estrés de las deudas para cambiar la actitud hacia ellas. Deshacerse de los mitos y cambiar la actitud hacia las deudas, es el primer paso para liberarse de ellas.
Pero ¿cuáles son esas actitudes que distinguen a los deudores de los acreedores? Aquí te presento ocho.
1. Saben quién es el verdadero acreedor
Cuando pides prestado, no es al banco a quien le debes, es a ti mismo.
El dinero prestado es dinero que tu “yo del futuro” deberá pagar con intereses. Le estás quitando recursos a tu futuro, no a la institución financiera.
Las personas sin deudas cuidan bien a su “yo del futuro”, y le facilitan la vida dejándole un territorio “planito”, para que pueda alcanzar sus sueños y tener bienestar.
2. Saben que las deudas no son un recurso
A muchas personas les da seguridad tener una línea de crédito. Ven la cifra del préstamo como un dinerito extra que puede sacarlos de un apuro, o peor aún, con la que pueden darse un gustito.
El problema es que este pensamiento se vuelve una profecía auto-cumplida.
Si ves el préstamo como dinero propio, seguramente lo usarás. Otra recurrencia es que como tienes la línea de crédito, no te preocupas por ahorrar, y en cuanto algo sale mal, ¡tarjetazo!
Si vives como si los créditos no existieran, seguramente te las arreglarás perfecto para vivir sin ellos.
3. Saben esperar
Antes, allá por la época de nuestros abuelitos, la mayoría de las personas se compraban sus cosas cuando tenían el dinero suficiente para pagarlas.
La gente era muy paciente: esperaba días y meses para que les llegara una carta, viajaba durante semanas para visitar a los parientes de otra ciudad, y esperaba durante horas para que estuviera listo el maíz para las tortillas.
Los tiempos modernos nos han dado una rapidez inusitada para casi todo: viajes, comida, comunicación. Pero el dinero sigue fluyendo con la misma o menor lentitud que hace un siglo.
Los impacientes se sirven de las deudas para apurar el proceso, pero esta rapidez se paga muy cara: el de por sí lento flujo del dinero se hace todavía más lento, por el pago de intereses.
4. No les importa el qué dirán
Las personas libres de deudas no se comparan con sus parientes ni vecinos. Miden su éxito y bienestar de acuerdo con sus propios estándares, y no se dejan llevar por modas ni tendencias.
Se sienten bien manejando un auto de modelo antiguo que se pagó al contado. Se sienten bien con una casa pequeña que pagarán en menos de cinco años. No les importa si los demás creen que son pobres, siempre que los estados de cuenta de sus inversiones y su despreocupación financiera les recuerden que no lo son.
5. Tienen sus prioridades en orden
La persona sin deudas tiene las prioridades bien puestas en su lugar. Son gente responsable y planeadora, que sabe que es mejor pagar una deuda que irse de vacaciones; personas que compran impermeabilizante antes de que se le haga un hoyo a su techo, y que prefieren vivir con sencillez hoy, para poder disfrutar de tranquilidad financiera mañana.
6. No invierten dinero que no tienen
Muchas personas están endeudadas no porque sean muy “gastalonas”, sino porque les faltan conocimientos sobre inversiones.
Es común es que la gente adquiera créditos para segundas o terceras casas, que no piensan habitar o rentar, porque creen que es una inversión segura y no conocen otros instrumentos de inversión.
Y esto lo hacen sin calcular primero el costo de los intereses, la plusvalía del lugar donde compran, los gastos fijos anuales, etc. La mayoría de las veces, su “inversión” es sólo una deuda que servirá para aterrorizarlos cada vez que la empresa entre en crisis o haga un recorte de personal.
7. No necesitan recortar su presupuesto
Hay una frase que me encanta: “Puedes tener cualquier cosa que desees, pero no puedes tener todo lo que desees”.
Un consejo para la gente endeudada es que recorten su presupuesto y usen el excedente para pagar más rápido. Pero las personas libres de deudas probablemente no ahorrarían mucho con un recorte.
Sus gastos actuales ya son muy eficientes: gastan en lo importante y necesario y se han preparado para gastar en aquello que contribuye a su calidad de vida, sin preocuparse por el estatus; viven cerca de donde estudian o trabajan y no complican su vida.
Esta estrategia les ha permitido ahorrar durante años, así que tienen suficientes inversiones como para enfrentar tranquilamente sus problemas, crisis y desempleo. Y eventualmente pueden tener cualquier cosa que deseen, sin deudas, aunque saben que no pueden tenerlo todo.
8. No culpan a otros
No importa si eres una persona famosa que gana millones de dólares al año, o si eres un trabajador explotado por el capitalismo que gana poquito, hay personas sin deudas en todo el espectro de ingresos.
La principal característica que las distingue es que están acostumbradas a hacerse responsables por su situación: no culpan de sus finanzas a la crisis, el gobierno, sus jefes, ni a su pareja.