Chinchilla lograba casi 47% de los votos con el 84% de las mesas computadas, según datos del Tribunal Supremo de Elecciones. Sus dos principales rivales, a más de 20 puntos porcentuales de distancia, admitieron la derrota.
San José. Laura Chinchilla, conservadora cercana al mandatario de Costa Rica Oscar Arias, será la primera presidenta del país centroamericano, tras una rotunda victoria en las elecciones del domingo que le permitirá continuar con políticas como la apertura al libre comercio.
Chinchilla lograba casi 47% de los votos con el 84% de las mesas computadas, según datos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE). Sus dos principales rivales, a más de veinte puntos porcentuales de distancia, admitieron la derrota.
Con estos resultados, la oficialista de 50 años, quien era vicepresidenta de Arias antes de renunciar para contender en los comicios, se consagró en primera vuelta.
"Es un momento de alegría y de humildad (...), el pueblo me ha dado su confianza y no traicionaré esa confianza", dijo la conservadora Chinchilla ante cientos de simpatizantes. "Hoy estamos haciendo historia", agregó.
La oficialista se convertirá en la primera presidenta de Costa Rica y seguirá los recientes pasos de dos mujeres líderes en una región donde tradicionalmente los hombres gobernaron: la chilena Michelle Bachelet y la argentina Cristina Fernández.
Chinchilla, que trepó en las preferencias tras el paso del país sin grandes complicaciones por la crisis global, prometió continuar la política de Arias de buscar acuerdos de libre comercio y atraer inversión extranjera a la pequeña nación.
Pero muchos en el país se oponen al tratado de libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos, conocido como Cafta e impulsado por Arias, quien ganó el premio Nobel de la Paz durante su primera gestión de 1986 a 1990 por ayudar a poner fin a las guerras civiles en la región.
"Han sido depositadas sobre nuestros hombros obligaciones muy solemnes, la primera de ellas es dialogar seria y permanentemente con todos los partidos políticos y los sectores sociales de este país", dijo Chinchilla.
Sus dos principales contendientes, el centroizquierdista Ottón Solís y el derechista Otto Guevara felicitaron a la mujer y prometieron trabajar con ella mientras el país productor de café trata de superar su primera recesión en 27 años.
"En los próximos días nos sentaremos a conversar con la presidenta electa", sostuvo Guevara.
Un voto a la continuidad. La posibilidad de tener una presidenta atrajo tanto a mujeres como hombres. Seguidores de la candidata lucieron el domingo camisetas verde y blanco con la palabra "Laura" y eufóricos ondearon banderas en su centro de campaña.
"La desigualdad cambiará con ella", dijo Gretel Bonilla, madre de tres niñas que dijo haber votado por Chinchilla.
Pero de acuerdo con algunos especialistas, la presidenta electa -casada y madre de un hijo- deberá honrar su promesa de sentarse con sus opositores para encabezar un Gobierno incluyente y efectivamente atacar la desigualdad en los ingresos de los costarricenses.
"Si Laura Chinchilla sigue con el mismo estilo de poder del gobierno de Arias, un poco arrogante, va haber mucho conflicto social", sostuvo Alberto Cortés, analista y profesor de la Universidad de Costa Rica.
Cubierto por exuberantes selvas y volcanes, visitado por ecoturistas y surfistas y hogar de miles de jubilados estadounidenses y canadienses, Costa Rica presume su estatus de ser una de la naciones más estables en América Latina y con más de 60 años realizando elecciones democráticas.
Sin fuerzas militares, Costa Rica, que a diferencia de sus vecinos regionales ha evitado conflictos armados, es renombrado como un oasis de estabilidad en la turbulenta e insegura Centroamérica, pero ha ido en aumento el uso de su territorio para el tráfico de drogas por parte de cárteles.
En su discurso ante simpatizantes tras conocerse los resultados, Chinchilla, ex ministra de Seguridad Pública, prometió luchar con firmeza contra delincuentes y narcotraficantes, luego de haber ofrecido en su campaña más fondos contra la inseguridad y establecer un zar antidrogas.