Exponerse a este examen genera un efecto "insignificante" según los expertos, equivalente al que se recibe del entorno natural durante siete semanas. Responden así a la polémica judicial.
El Observador. La dosis de radiación que reciben las mujeres cuando se realizan una mamografía es "insignificante" según los físicos médicos. Es comparable a estar expuesto al entorno natural durante siete semanas, según datos publicados por la Sociedad de Radiología Norteamericana. Si se trata de una Tomografías Axiales Computarizadas de abdomen y pelvis, donde la dosis es 21 veces mayor a la de una mamografía, la radiación equivale a tres años de exposición al entorno, y para la de tórax la equivalencia es a la recibida en dos años.
A fines de setiembre, el máximo órgano de la Justicia administrativa de Uruguay, el Tribunal Contencioso Administrativo, falló a favor de Ana Rosengurtt, una mujer que se negó a hacerse una mamografía –obligatoria para que le den el carné de salud– porque aseguraba que era perjudicial para la salud. Pero le dio la razón porque la obligatoriedad de un estudio sin el consentimiento de la persona viola artículos de la Constitución que consagran el derecho a "no ser obligado a conductas no exigidas por la ley". Tanto la mamografía como la colpocitología oncológica (Papanicolau) son exigidas como requisito para el carné de salud por un decreto del Poder Ejecutivo de 2006, una norma de menor jerarquía que una ley.
El fallo se realizó sin evaluar cuánto afectan a las mujeres las radiaciones de la mamografía. Todas las personas están expuestas a dosis diarias de radiación natural. Se trata de aquella que se recibe del sol, la tierra, del potasio, de las piedras de las paredes o de darse un baño en la ducha, explicó a El Observador Gabriel González, doctor en Física y director de la Unidad de Física Médica de la Facultad de Ciencias. Eso hace que sea inevitable la exposición.
Sin embargo, explicó que "las dosis de radiación peligrosas son cientos de veces la que tiene una mamografía, aunque se repitan el estudio por veinte años. Hacerse una mamografía agrega una probabilidad, pero es tan pequeña que ni siquiera se ha medido", dijo.
El riesgo de contraer cáncer por la radiación de una mamografía es de una de cada 6.000 mujeres que se realizan el estudio, mientras que para las tomografías de tórax o abdomen es en una de cada 600, establece el libro Para entender las radiaciones publicado por la Facultad de Ciencias en 2011.
"Una placa de tórax es una dosis muy grande, pero nadie deja de hacerse una placa, una tomografía o diez. La tomografía es espantosa, es la peor de todas porque la dosis es alta, pero tampoco hay que dramatizar el tema de la radiación. Si no hubiera radiografías en el mundo, llegaríamos a (detectar) todos los cánceres cuando ya estuvieran avanzados", aseguró Álvaro Luongo, especialista en oncología radioterápica, director del Instituto Nacional del Cáncer y presidente de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer.
La importancia de la realización de procedimientos médicos que implican radiación está en que, a diferencia de la luz, pueden penetrar el cuerpo y producir imágenes del interior del organismo. En el caso del cáncer, permite detectar los tumores. Si el diagnóstico es precoz, la persona puede ser tratada antes de que se extienda y, en algunos casos, llegar a la cura.
Cánceres radioinducidos
Los médicos reconocen que existe un porcentaje adicional de cánceres que son inducidos por radiación. Pero esto ocurre cuando son dosis mayores que las que se reciben por procedimientos médicos estándares. Es el caso de lo que se detectó en Nagasaki e Hiroshima, luego de 1945, el año en que Estados Unidos las transformó en ciudades víctimas de bombas atómicas. El estudio de los sobrevivientes permitió detectar el aumento de la incidencia del cáncer como consecuencia de la exposición a las radiaciones y a partir de ello estimar el cáncer que inducen.
Lo mismo ocurre con personas que sufren de cáncer y para curarse fueron expuestos a radioterapia, un procedimiento que utiliza altas dosis de radiaciones para destruir células cancerosas y reducir tumores. "Ahí sí puede haber un cáncer radioinducido años y años después", sostuvo González. "Pero en ese caso la persona se salvó y obtuvo una sobrevida que no hubiera tenido si no fuera por ese tratamiento", agregó.
Es cierto que las mujeres se exponen a radiaciones al realizarse mamografías y los médicos consideran que sería mejor evitarlas, pero hasta el momento no existe otra técnica que permita diagnosticar con tanta eficacia los tumores. Es por eso que las autoridades sanitarias enfatizan en la importancia del estudio. "En oncología si se trata a la persona en estados iniciales, curás a la persona y los costos de salud son mucho menores que si se tiene que tratar a un paciente de forma paliativa", explicó Luongo.