Mientras aumentan las muertes ovinas por ataques lupinos, esta última especie crece a una tasa anual cercana al 20%. Se pide aumento de las autorizaciones para cazarlos.
Los miembros de la Federación Nacional Ovina de Francia (FNO) no se quedan en chicas. Aburridos de los permanentes ataques de lobos en la campiña francesa, agricultores y criadores de ovejas trasladaron a los propios lanudos animales frente a la mítica torre Eiffel para protestar contra los lobos.
Las ovejas parecían conformes con la decisión, pues son las primeras víctimas de una especie que se mantiene protegida en Francia, a pesar de que se registra un claro aumento de su presencia en la zona. A la fecha se anotan más de 400 ataques de lobos a ovejas, mientras que el año pasado no alcanzaban los 300.
El nivel de mortalidad también crece, obviamente. De menos de 900 ovejas muertas por ataques lupinos, a la fecha se superan los 1.200 casos. La proporción va claramente en aumento y la situación preocupa, inquieta y enoja a los criadores. Para qué decir a las propias ovejas...
En el fondo, la crítica se centra en las políticas ambientales del gobierno galo, consideradas "anti-campesinas". Mientras los manifestantes lanudos comen en plena zona de la mítica torre parisina, sus propietarios piden medidas más duras contra el lupino peligro.
Voceros gubernamentales plantean que la protección del lobo tiene una buena contraparte en la prevención y en la compensación a los agricultores en caso de ataques. Sin embargo, uno de los protestantes subraya que "nuestro trabajo no es recoger cadáveres de ovejas”.
Insisten en que la veintena de autorizaciones anuales para la caza de lobos que existe en la actualidad es completamente insuficiente para el problema que enfrentan.
Mientras el lobo mantiene su estatus de especie protegida, se comprueba su reintroducción al territorio procedente de Italia, especialmente a través de la zona donde se ubica el macizo de Mercantour. Algunos estudios señalan que anualmente su número aumenta entre un 15% y un 20%.