Óscar Romero, que solía denunciar la represión y la pobreza en sus homilías, fue muerto a tiros el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en San Salvador.
El arzobispo salvadoreño Óscar Romero, un defensor de los pobres que se convirtió en un ícono de la Iglesia Católica en Latinoamérica tras su asesinato por un escuadrón de la muerte derechista en 1980, será canonizado.
El Vaticano informó en un comunicado que el Papa Francisco dio su aprobación final a varios procesos de canonización, incluidos el de Romero y el del fallecido Pablo VI, que lideró la Iglesia católica entre 1963 y 1978.
Francisco anunció personalmente la santificación del Papa Pablo VI el mes pasado.
El camino hacia la santidad de Romero se estancó durante los dos papados previos, reflejando las preocupaciones de algunos por su perfil demasiado político. Su caso fue revivido por Francisco, quien también es latinoamericano y ha convertido la defensa de los oprimidos en una de las marcas de sus cinco años de pontificado.
Romero, que solía denunciar la represión y la pobreza en sus homilías, fue asesinado a tiros el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en una capilla de un hospital de San Salvador, capital del empobrecido país centroamericano El Salvador.
“El largo retraso en el reconocimiento del hecho obvio de que Romero fue un mártir es vergonzoso”, dijo el padre James Martin, escritor estadounidense y editor independiente de la revista jesuita América. En un mensaje en Twitter, calificó la decisión como “un inmenso paso adelante para la Iglesia”.
El asesinato de Romero fue uno de los hechos de violencia más impactantes de un prolongado conflicto entre una serie de gobiernos respaldados por Estados Unidos y rebeldes izquierdistas, en el que perecieron miles de personas a manos de escuadrones de la muerte derechistas y militares.
El Gobierno salvadoreño, encabezado por un exlíder guerrillero izquierdista, dijo en un comunicado que Romero dejó un “invaluable legado” de trabajo por los más necesitados y destacó que la canonización es un tributo a su devoción y sacrificio.
Nadie ha sido juzgado jamás por su muerte, pero un juez salvadoreño reabrió el caso el año pasado. El principal sospechoso es un exsoldado, que quedó fuera de una amnistía previa por una decisión de la corte constitucional del país.
Romero fue beatificado, o declarado “bendito” de la Iglesia, en 2015, tras un dictamen de que fue asesinado como un mártir por odio a la fe. Esa ceremonia congregó en San Salvador a exguerrilleros marxistas y sus antiguos enemigos.
Francisco determinó que Romero podía ser declarado Santo después de que una comisión de teólogos y médicos del Vaticano aprobó un milagro atribuido en su nombre.
La Iglesia enseña que sólo Dios hace milagros, pero que los santos que le acompañan en el Cielo interceden en nombre de los fieles que les rezan. Habitualmente, un milagro suele ser la curación de una persona sin una explicación médica.
No se dio fecha para la ceremonia de canonización, aunque está previsto que sea este mismo año, probablemente en el Vaticano.