Según un informe de la Organización Mundial del Trabajo, es necesario invertir más en el cuidado de niños y ancianos.
Para 2030 habrá 2.300 millones de personas en el mundo, en su mayoría niños menores 5 años y ancianos, que tendrán dificultades para acceder a los cuidados necesarios para su condición. Y, lo más grave, es que esto podría incrementar aún más las desigualdades en los cuidados no remunerados que prestan buena parte de las mujeres en el mundo.
Esta es la conclusión del más reciente informe de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) sobre Trabajos de Cuidado en el mundo, publicado el pasado jueves. En el lanzamiento, Shauna Olney, quien está encagarda de la brecha de género salarial en la OIT, señaló que el sector de los cuidados es uno de los más desiguales.
“En todo el mundo, las mujeres son quienes se encargan del 76,2% del trabajo de cuidados no remunerado, es decir, tres veces más que los hombres”, dijo la experta.
Si le pusiéramos un precio a estas actividades, que cobijan el cuidado de niños y ancianos o de conyugues enfermos, así como el cuidado del hogar (cocinar y limpiar), representarían el 9% del PIB global, es decir, unos US$ 11 billones anuales.
Por eso, resulta descocertante que su importancia sea ignorada por políticos y tomadores de decisiones a la hora de regular el mundo laboral, dice el informe.
Muchos se preguntaran porqué es un problema que siempre sea la tía quien cuide al abuelo enfermo, o que sean las abuelas, tías, amigas o primas quienes cuidan a los hijos propios y de otros. El reporte señala que dedicar horas a este tipo de trabajo disminuye la capacidad de las mujeres de conseguir trabajos pagados o, si tienen trabajo remunerado, de ascender laboralmente.
¿Cómo? Si una mujer debe, por ejemplo, pedir llegar más tarde a la oficina para preparar el desayuno del abuelo enfermo, es más probable que le cueste más ascender en su trabajo que un hombre que no tiene esa misma responsabilidad.
En 2018, 606 millones de mujeres declararon que no pudieron buscar trabajos remunerados porque debían ocuparse de trabajos de cuidado, contra 40 millones de hombres que se declararon impedidos por los mismos motivos.
O, por ejemplo, es común que una mujer renuncie a una carrera profesional para cuidar a los hijos que tiene con su pareja, cuando, si se distribuyeran las cargas del cuidado no remunerado de forma equitativa, ambos podrían tener las mismas oportunidades de avanzar en sus carreras.
El informe encontró que las mujeres con hijos menores de seis años tienen mayores dificultades en encontrar un trabajo que el resto de la población económicamente activa.
Muchos dirían que las cosas han cambiado. Que ya hay hombres que asumen un papel activo en sus hogares, por ejemplo. Sin embargo, las cifras recogidas a nivel global por la OIT muestran que el cambio es mínimo.
De acuerdo con el informe, en promedio, el día laboral de una mujer es de siete horas con 28 minutos, mientras que el de los hombres es de apenas seis horas con 44 minutos. Además, en los 23 países que monitorean estas cifras, entre 1978 y 2012, los hombres aumentaron su trabajo en la casa en tan solo siete minutos.
“Con esta taza, tardaríamos 210 años en cerrar la brecha de género en trabajos no remunerados”, explica el informe.
Lo peor, dice el informe, es que por el claro sesgo machista detrás de esta distribución desigual del trabajo de cuidado, estamos desaprovechando una oportunidad enorme en la creación de nuevos trabajos que ayuden a cerrar esta brecha y mejoren la calidad de los cuidados en el mundo.
Según el informe, si los estados miembros de la ONU duplicaran el dinero que invierten en educación, salud y trabajo social, podrían crearse 269 millones de empleos en el mundo en los próximos 12 años y, al mismo tiempo, ayudarían a reducir la desigualdad de género en el ambiente laboral.
“No puede haber un progresos sustantivo en la búsqueda de la igualdad en el mundo laboral si antes no atendemos el problema del reconocimiento, la reducción y la redistribución del trabajo de cuidados no remunerado entre hombres y mujeres, así como entre las familias y los estados”, dice el documento.
Así, para la OIT si un Estado busca mejorar las oportunidades laborales de las mujeres, es fundamental que, a la par, desarrolle estrategias para facilitarles a ella y a los hombres el cuidado de niños y ancianos.