Con un toque casual y transgresor, la ciudad luz se sacude de lo formal y de la etiqueta de cóctel. Hoy se busca una moda real, reemplazando la pasarela por la sobriedad y el minimalismo.
Patrones que perfilan la silueta, tejidos que abrigan y prendas modernas, urbanas y vanguardistas son algunas de las tendencias que se han visto en la semana de la moda de la ciudad del Sena, en la que también ha estado presente la moda latinoamericana.
Un supermercado instalado bajo la cúpula del Grand Palais fue el escenario en el que Karl Lagerfeld presentó su colección prêt-à-porter para el próximo otoño-invierno. Entre naranjas, latas de conserva y salmones ahumados, comenzó el recital de prendas muy pegadas a la calle, con un punto muy casual, aunque sin perder la esencia refinada de la firma, ese "chic", que tan bien abanderó Coco Chanel. El chándal, las mallas y las zapatillas deportivas orquestaron el desfile. Los pantalones cortos de cuero se superpusieron a unos largos holgados y con vuelta, en un modelo que marcó la cintura con un corsé, como también hicieron varios vestidos o un mono.
Como si de verdad estuviera haciendo la compra, las modelos llevaron cestas metálicas decoradas por Chanel, en las que habían metido sus bolsos. "Muy cómodas, funcionales y, al mismo tiempo, bonitas", con estas palabras describió Nicolas Ghesquière la obra con la que empuja a Louis Vuitton hacia un nuevo periodo de su historia, con la mirada puesta en "lo que la gente lleva hoy en día".
En el patio del Museo del Louvre, las modelos desfilaron sin estridencias, con prendas de brisas "sesenteras" y mucho cuero. Parece que la pasarela tiende a la sobriedad, en sintonía con los tiempos que corren. Este modisto, temporada tras temporada, ha demostrado que es un especialista en los cortes seguros y en los volúmenes estructurados, lo que en la colección otoño-invierno de Vuitton se traduce en faldas en trapecio y hombros esculturales, que dibujan una silueta de reloj de arena, con la cintura ajustada. Ghesquière ha mezclado texturas y brillos, colores lisos con estampados de flores, en una colección de tonos tierra, exclamaciones rojizas, incursiones azules y continuidad en negro.
Para Yves Saint Lauren, Hedi Slimane desarrolló los clásicos abrigos de tejidos ingleses, como ya hizo en enero con la línea masculina, y los incorporó a referencias como el rock, los sesenta o el lejano oeste, donde vive. Subió a la pasarela vestidos muy cortos y minifaldas en trapecio que descubren unas piernas tupidas con medias negras y botas de caña alta.
El libanés Elie Saab, maestro del encaje, la pedrería y las alfombras rojas, ha desarrollado en su prêt-à-porter para el próximo otoño-invierno una serie de vestidos, más rebeldes que en ocasiones anteriores, que iban del negro a los tonos rosas. El terciopelo se integró en el otoño-invierno de Saab, confeccionando modelos enteros o haciendo apariciones estelares sobre materiales fluidos.
La diseñadora española Amaya Arzuaga presentó una colección basada en el viaje al centro de la Tierra, sobre todo "por los materiales, las texturas y las formas", explicó la creadora que sorprendió con prendas con mucho color y mucho brillo, algo inédito en su trayectoria profesional.
En los fastuosos salones de la Ópera Garnier de París se desveló la colección otoño-invierno de "curvas y movimiento" de la diseñadora británica Stella McCartey. A este prêt-à-porter para la temporada de frío quería imprimirle "un carácter nuevo, frescura, vida", contó en el "backstage" la creadora. McCartney defiende que diseña ropa "para que las mujeres la lleven" y su intención era que cuando vistieran las prendas de esta temporada "se sintieran vivas", gracias a la "energía" que les ha insuflado.
Los aires nuevos llegaron con los bordados contemporáneos de formas curvilíneas dibujados por cremalleras con un solo lado, cosido con los dientes hacia el exterior, o por cuerdas de alpinismo, con los bordes deshilachados que explotaron en colores y relieve. Los hombros redondos de abrigos, chaquetas y jerséis se combinaron con pantalones ajustados, como mallas "noventeras" que se sostienen con una tira bajo el pie. McCartney defiende una moda sostenible, cuyos procesos de fabricación respeten el medioambiente y la vida natural, por lo que no usa cuero ni pieles en sus colecciones.
Los "Pleats", o pliegues, son una de las señas de identidad de la firma japonesa Issey Miyake, que lleva años rindiendo así homenaje a uno de los pioneros en esta técnica, Mariano Fortuny y Madrazo (1871-1949), quien los desarrolló en su emblemático vestido Delphos.
Maison Martin Margiela ató sus prendas, en la parte delantera o en la trasera, en una colección con la que quiso subvertir los códigos.
Raf Simons para Christian Dior propone un mujer distinta con sofisticados pespuntes urbanos, bajo unos acordes minimalistas. La silueta "bar" se instala en los vestidos negros cortos. Muy delicados resultaron los vestidos de seda bordados en tonos azules.
La Semana de la Moda de París también vio los modelos "oversize" de Hermès y la colección deportiva y acolchada de Miu Miu.
"Hay una mezcla de todo: espacial, glitter, disco, años ochenta y también futurista", explicó Jean Paul Gaultier al final de un desfile que tuvo sabor británico. Mientras sonaba el "Good save the queen" aparecían prendas íntegramente construidas con la "Union Jack", bajo coronas vistas por Gaultier.
Cremalleras, monos, materiales acolchados, cazadoras voluminosas ajustadas con un cinturón, cuadros escoceses, botas Dr. Martens y superposiciones semitransparentes fueron algunas de las ideas de unos diseños que rindieron homenaje a los metalizados.
La colección de Viktor&Rolf fue tan urbana que se impregnó de tonalidades asfalto, formas longitudinales por las que circuló la mirada y dibujos que evocaron la sencillez de la pintura de la calzada. Por tercera vez, el chileno Octavio Pizarro, que se ha especializado en el trabajo con la alpaca, en el punto, en lo hecho a mano, subió a la pasarela una colección inspirada en la naturaleza, pero de "una manera muy tecnológica, muy geométrica".
Los estampados reflejaron puntas surgidas de imágenes de piedras y hielo, mientras que las hendiduras del punto dibujaron con sus diversas direcciones la superficie de ajustados vestidos. El trabajo de los diversos tonos de negro es una de las señas de identidad de la firma Octavio Pizarro, que en esta ocasión incorpora, además del gris y el blanco, un "burdeos que tiene mucha luz".
El colombiano Edgardo Osorio, fundador de la marca italiana Aquazzura, presume de diseñar "el tacón más cómodo que hay". Orgulloso de ser colombiano y latino, asegura que ha desarrollado "una horma con la que se distribuye más el peso", para lo que ha contado con los cuarenta años de experiencia de un técnico del calzado. Los zapatos que ha presentado en París, cuyo tacón puede alcanzar los 10,5 centímetros, son más mullidos en la parte delantera y tienen una inclinación que hace que se apoye mejor el pie en el talón. Los flecos con forma de hojas, las tachuelas con un espejo en su interior, así como las tiras que abrazan el pie fueron algunas de las líneas del otoño-invierno que para Aquazzura llega con "peep toes" y salones.