Tras el Brexit, empresas estadounidenses y europeas están considerando reubicarse en otros centros financieros. La mudanza pronto comenzará para las empresas chinas.
Sin duda, la capital financiera de Europa es Londres, que la logrado atraer a compañías financieras de todo el mundo, incluyendo el Banco Industrial y Comercial de China, el Banco Agrícola de China y otros bancos del gigante asiático. Mientras Londres ofrece condiciones atractivas para las empresas extranjeras, es también un punto de partida perfecto para hacer negocios en Europa.
Sin embargo, el Brexit ha eliminado gran parte de esta ventaja.
Ahora numerosas empresas estadounidenses y europeas están considerando reubicarse en otros centros financieros. El pulso pronto comenzará para las empresas chinas y la elección no será fácil. ¿Dublín, con su creciente industria financiera y su cultura anglófona? ¿Frankfurt, el centro de las instituciones bancarias europeas con una floreciente industria del FinTech? ¿París, la ciudad de la vieja banca y el dinero bien conservado? ¿Luxemburgo, contendiente externo con sus regímenes fiscales favorables?
Debe haber dos asuntos claves para las firmas financieras chinas. Primero está el reto común para todas las empresas afectadas por el Brexit: ¿Qué ciudad es la más adecuada para mis necesidades particulares? Segundo, y en el caso particular chino: ¿qué centro financiero está más abierto a la internacionalización del renminbi (peso chino)?
Cada ciudad presenta algunas opciones atractivas.
Luxemburgo, a través de su tamaño, posicionamiento y antecedentes bancarios, en los últimos años ha sido capaz de hacerse lugar dentro del sector. Un sistema de impuestos corporativos muy favorables, que también le ha causado una serie de problemas legales, ha atraído a empresas como Amazon, Paypal e iTunes. Su industria de servicios financieros representa el 33% de su PIB y proporciona el 11% de los puestos de trabajo.
Sin embargo, una desventaja para las empresas chinas es que gran parte de esa industria financiera se basa en la banca privada y los seguros. Con pocos actores chinos en estos sectores para satisfacer los intereses privados europeos, esta opción podría no ser la adecuada.
Dublín puede ser el candidato más débil de los cuatro. Aunque la oportunidad del Brexit levantó, sin duda, la vista en Irlanda, parece estar perdiendo fuerza frente a otros candidatos. Sin embargo, a finales de junio se anunció que al menos 12 bancos estaban trasladando algunas operaciones de Londres a Dublín, incluyendo grandes nombres como JP Morgan, Merrill Lynch, Goldman Sachs y probablemente el Bank of America.
Sin embargo, el estudio de las cotizaciones de estas empresas parece demostrar que Dublín fue elegido por la similitud cultural y lingüística que guarda con Londres, y no por sus nuevas ventajas competitivas.
A finales de junio, el Banco de China anunció la apertura de su sucursal en Dublín para asistir el comercio bilateral y los servicios bancarios entre ambos países. Pero Irlanda ofrece pocos incentivos para que las empresas chinas construyan allí su sede europea.
Por otra parte, Frankfurt es una opción muy atractiva. Como anfitrión de las instituciones de la UE, como el Banco Central Europeo, puede ofrecer proximidad a la toma de decisiones en Bruselas y Estrasburgo. La ciudad también ha sido pionera en actualizaciones FinTech y digitales, algo de gran interés para las empresas chinas que cada vez más confían en el comercio electrónico dentro de una serie de sectores. Después de Londres, Frankfurt es el centro de desarrollo FinTech más grande de Europa. Esa es una carta de presentación muy valiosa. También es la ciudad líder entre las cuatro candidatas, en términos de intereses chinos.
Sin embargo, después de cortejar a compañías chinas para que listaran en la bolsa de valores Deutsche Borse, una serie de escándalos empañaron el brillo inicial.
París es el candidato más conocido entre los cuatro antes mencionados. China Concepts Stocks ya cotiza acciones en la mayoría de las empresas más grandes de China en Euronext, el mercado de valores paneuropeo, del cual París es miembro. Además, la ciudad representa el 45% de los bonos corporativos en circulación en Europa.
Las ambiciones de París se extienden más allá de Europa. El Jardín de las Oportunidades y las Rutas Francesas (FROG), incluyendo sus estereotipados nombres, buscan promover a Francia como destino de inversión financiera y establecer obvios incentivos para los inversores. Hasta ahora, el objetivo principal han sido las empresas establecidas en Londres, pero sus ambiciones son más amplias.
Francia también es un socio maduro para China. De acuerdo a la Oficina Nacional de Estadísticas de China, la inversión extranjera ha estado creciendo dos dígitos anualmente. Titanes como Alibaba y Huawei consideran a París como la base para conquistar el orbe. Además, el recién elegido presidente Emmanuel Macron parece tener un enfoque muy razonable cuando se trata de los negocios, y probablemente abrazará cualquier nuevo desembarco chino.
Las cuatro ciudades pueden ofrecer razones convincentes. Aunque, al parecer, será París la clara ganadora en términos de oferta. Y Frankfurt, el subcampeón que le pisa los talones.