Este año, 65 alumnas parten sus clases en abril.
Luego del piloto de Mujeres Programadoras 2016, iniciativa chilena que becó a 78 mujeres para estudiar programación de software y que a seis meses de terminar el curso ya tiene a más del 70% trabajando en la industria tecnológica, quienes duplicaron sus expectativas salariales, parte la segunda versión del programa con 65 chicas que pasaron las pruebas de una postulación inédita que alcanzó las 1.000 mujeres interesadas.
Mujeres Programadoras 2017 es un cofinanciamiento de cursos en Programación de Software e intermediación laboral que otorga DuocUC y Fundación Kodea y que este año, con al apoyo de JPMorgan Chase Foundation, entregó cofinanciamiento a 65 mujeres, en busca de inclusión y reconversión laboral para la industria digital.
Durante el lanzamiento oficial de Mujeres Programadoras 2017, Mónica Retamal, directora ejecutiva de la Fundación Kodea, señaló que “esta convocatoria confirma la hipótesis de que las mujeres sí están interesadas en la tecnología más allá de sólo consumirla y que iniciativas como ésta pueden transformarse en un modelo sustentable de reconversión laboral que ayude a palear el tremendo déficit de capital humano que sufre la industria tecnológica chilena, pero por sobre todo que abra los beneficios de trabajar en una de las industrias mejor pagadas a sectores que hoy no participan de la economía digital".
Cabe recordar que la participación de mujeres en el sector TI sólo alcanza el 4% y es por eso Mujeres Programadoras nace como una respuesta al déficit de capital humano TI que tiene Chile con un programa de cursos cortos que apuntan a los oficios tecnológicos. Al mismo tiempo es una invitación para que las mujeres rediseñen su vida con la programación y a través de ellas las empresas de la industria TI incorporen proactividad, trabajo en equipo, habilidades comunicacionales y capacidad analítica, habilidades propias del talento femenino.
“La idea de que trabajar en el mundo digital no es exclusivo de los ingenieros informáticos que estudiaron cinco años, sino que también pueden ingresar al rubro personas que hicieron estudios más cortos, pero intensivos en los que no se necesita tener formación previa; dado que se sigue la premisa de que cualquier persona puede aprender el idioma del código y así vamos enfrentando la fuerte demanda de capital humano TI”, explicó Mónica Retamal.
Por su parte, Ximena Sibils, directora de la Escuela de Informática y Telecomunicaciones de DuocUC manifestó que “la apuesta que hicimos el año pasado con este proyecto tiene un impacto directo en la productividad del país, en la medida que apunta mejorar y potenciar el desempeño de todos los procesos productivos a través de la tecnología y si en ese desarrollo hay un equipo que integra mujeres ya tiene una mirada y conceptualización más amplia e integral”.
El curso contempla clases con módulos de conocimientos técnicos en programación de lenguajes JAVA y .NET y un programa de intermediación laboral que les entrega coaching de habilidades no cognitivas; un tour tecnológico a empresas del sector y mentoring, proceso a través del cual se busca conectar a las alumnas egresadas con las empresas de la industria TI.
Este año las estudiantes de entre 25 y 30 años alcanzan un 45%, mientras que las de 31 a 35 años un 29 % y las de 36 a 40 años, el 21% restante. Todas ellas presentan estudios anteriores en las más variadas disciplinas entre las que se pueden destacar psicólogas, diseñadoras, biólogas, enfermeras, ingenieras, entre otras.
Resultados y experiencia 2016
De las 71 mujeres programadoras egresadas en el piloto, 42 de ellas pasaron a intermediación y a seis meses de terminado el curso el 100 % ha tenido una entrevista laboral; más del 70 % está trabajando y duplicó su ingreso, respecto a sus trabajos anteriores al programa.
Además 23 de ellas están en proceso de certificación SFIA, marco de competencias internacional que define las habilidades profesionales que necesitan las personas que trabajan en el sector de las TICs.
Angie Patiño, una de las egresadas de 2016 y actual programadora en la empresa Tata Consultancy Services comentó que “con el apoyo de la intermediación laboral que hizo Kodea, estábamos a la expectativa de qué iba a pasar, si iban a creer en nosotras. Cuando llegué a trabajar acá y me dijeron ‘creemos en ti’ fue muy emocionante, porque sabía que con esto mi vida había cambiado”.