Eric Mazur es profesor de física aplicada en la Universidad de Harvard y creador de este método que propone a los alumnos apropiarse del conocimiento mediante una explicación que viene entre iguales.
En plena clase, Mazur notó que sus alumnos estaban distraídos. Les preguntó qué sucedía: ellos respondieron que estaban preocupados por los exámenes y eso les dificultaba prestar atención a su cátedra. El académico entendió, entonces, que una explicación extraordinaria de su parte no lograba aclarar las dudas de sus alumnos, todo lo contrario.
Así se dio cuenta de que entre más especializada es la persona en el tema, su nivel de explicación se aleja de lo comprensible para quienes lo desconocen. A partir de lo que había descubierto, reunió a sus estudiantes, entre pares, para que pudiesen cuestionarse y explicarse, llegando a una conclusión. Al ver la sencillez con que dialogaban, entendió que la mejor forma de enseñar consistía en que sus alumnos se apropiacen del conocimiento.
Peer Instruccion: A User’s Manual
Esta historia sucedió en 1991 y seis años después publicó “Peer Instruccion: A User’s Manual”, lo que ayudó a extender lentamente a otras disciplinas el método usado en sus clases de física en Harvard. El libro se tradujo en varios idiomas y así logró penetrar en distintas instituciones educacionales a nivel mundial.
Pero, ¿ha sido lo suficientemente rápido? “En mi escala, obviamente no, me gustaría ver que la transición sea más rápida”, señaló Eric Mazur, creador del PI o instrucción entre pares, en la última edición del Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE). Si este sistema logra una ganancia de aprendizaje y retención entre los estudiantes, la pregunta es por qué no ha logrado masificarse.
Para verificar el real impacto, Mazur comparó ambos métodos, PI y enseñanza a través de cátedra, tomando los conocimientos de sus alumnos al principio y al final del semestre. En base a las clases tipo magistrales, se registró un incremento del 70% al 78%, mientras que con una clase interactiva el 70% se elevó a 94%. Esencialmente, una ganancia significativa.
“El método empodera a los alumnos porque les da a la oportunidad de averiguar los resultados por si mismos, a diferencia de que estén pasivamente escuchando. Cuando están interactuando lo van descubriendo y ahí lo entienden. Aplíquenlo a ustedes mismos, cuando están intentando algo y sienten que no lo están logrando, y derrepente surge el efecto y es magnífico. Aumenta tu confianza”, asegura.
El rol del profesor
El docente es un facilitador o un mentor, así de concreto. El hace una pregunta y sus alumnos la discuten entre sí, el profesor los rodea, escucha lo que dicen y se forma una idea de lo que están comentando. Entonces, va individualmente consultando sus opiniones y respuestas. “Muchas veces los estudiantes esperan una respuesta como ‘está correcto o incorrecto’, pero no lo hago”.
El añade que si ambos tienen una respuesta diferente, les dice que lo discutan entre ellos. Cuando están hablando activamente y los escucha, en cierto sentido empieza a comprender cómo piensan y razonan. Muchas veces se sorprende, pero la única manera que puede pensar el tema es como experto, entonces, se pone en una posición donde debe estar conectado con los alumnos.
Principalmente es el facilitador. “El punto clave es que el aprendizaje no es un deporte para espectadores. Tienen que arremangarse las mangas y participar activamente en el proceso. No van a aprender a tocar el piano yendo a un concierto, quizás irán a un concierto para inspirarse, pero no aprenderán a tocar sin poner las manos sobre el teclado. No aprendes física escuchando a un profesor de Harvard, debes practicar física derechamente. Ese es el punto clave, y para muchos docentes este es un punto difícil de aceptar, poque muchas veces el rol de una persona sabia buscar alimentar su ego”, afirma.
La responsabilidad de dictar este método, explica Mazur, recae en la persona más idónea. Él explica: "Si se quiere que un profesor sea propietario del concepto es porque él quiere adoptarlo y ponerlo en práctica, no funciona cuando una institución se lo exige. Así, no será efectivo".
En Harvard tuvo la libertad desde un principio para implementar su sistema. “En esencia, parece ser que a la gente no le importa lo que hacen los demás, lo que es desafortunado. Mis colegas no sabían lo que estaba haciendo en el salón de clases, pero al mismo tiempo esto me permitía hacer lo que yo quería hacer, en los conceptos que creía profundamente. Entonces, me benefició un sistema malo”.
Sistema malo, así lo llama. Y es que está fuertemente convencido de que dar cátedra es poco efectivo. Ahora, si existen riesgos al desarrollar el método PI. Un ejemplo, es el de un profesor de la Universidad de Utah, quien escuchó respecto al PI y lo trató de implementar, pero a la administración no le gustó. Le dijeron que él no estaba haciendo el trabajo que debía hacer y fue despedido.
“Tener un ambiente de soporte es importante. Me da mucho gusto ver instituciones como el Tec de Monterrey en México, otras en Chile y también de América Latina, que ofrecen mucho soporte a este tipo de mentalidad de enseñanza. Los educadores se están dando cuenta de que los métodos antiguos ya no están funcionando, entonces hay un proceso de transición importante”, concluye.
Metolodogía de evaluación
El creador del método PI, apunta a que el estrés no conduce al aprendizaje, sino que la evaluación. Cuando los alumnos deben presentar un examen, todo está en su cabeza, no se les permite usar libros, computadores, teléfonos y hablar entre ellos, “y es exactamente como van a trabajar en sus respectivas carreras”.
“Para poder quitar ese estrés, necesitamos cambiar la metodologia de evaluación”, afirma. “No hay una relación entre nuestros métodos de evaluación versus el éxito de los alumnos. ¿Quiénes son algunos de los alumnos más famosos de Harvard? Bill Gates y Mark Zuckerberg, y ellos no se graduaron, desertaron. Y podemos hacer una lista bastante larga. La mayor cantidad de donativos que obtuvieron fue del alumnado del porcentaje más bajo, ellos al final de cuentas son los que llegan a tener éxito en sus carreras. Eso qué les dice respecto a la medición, tenemos que cambiar la forma de abordar las evaluaciones”, sostiene Mazur.
Y así lo hizo. Este docente de Harvard cambió su manera de evaluar: dejó atrás las evaluaciones y se inclinó por proponer proyectos que se realizan por equipo, algo muy similar a como funciona la sociedad actualmente.
"Desafortunadamente, en instituciones competitivas producimos individuos que lo único que tienen que hacer es aprender cómo usar los codos, en lugar de enseñarles cómo trabajar en equipo. Cuando trabajas en equipo, disminuye considerablemente el nivel de estrés porque el equipo asume el riesgo y se comparte. Creo que hay que imitar más la realidad del mundo del siglo 21 y aplicarlo a la metodología dentro de la universidad”.
El modelo anterior lo describe como una banda transportadora, el cual funcionó bien en el mundo de la posguerra, pero ya no. De hacer cátedra a aplicar el Peer Instruction en clase, no es suficiente. Para Mazur es necesario aplicar una manera diferente de evaluar a los alumnos y eliminar los exámenes, por ejemplo, especialmente al final del semestre que usualmente determinan el desarrollo que hubo en todo el semestre. Pero, "es muy dificil convencer al profesorado de esto”.
Mazur sabe que es muy difícil lograr que los cambios se den por mano dura, por lo que es mejor que surjan desde abajo. Propone que poco a poco los docentes convencidos en su método lo apliquen, y así otros profesores vean el éxito y quieran adoptarlo. “Desafortunamente no hay una manera de cambiar el sistema rápidamente. La transición es lenta, esa es la forma adecuada”, finaliza.
FOTO: UNSPLASH.COM