La directora de la División de Trastornos Congénitos y Discapacidades del Desarrollo del CDC, explica los alcances de un nuevo estudio de la enfermedad en que participaron cerca de 1.500 madres colombianas.
Del Zika no se volvió a hablar mucho. Casi dos años después de que dejara de ser una emergencia mundial y que acaparara los titulares de los medios internacionales, el recuerdo de que este virus sigue presente solo parece quedar en las alertas de migración que hay en los aeropuertos. Aunque el brote ya no es una emergencia, aún son muchas las dudas científicas que siguen vigentes. La más cautivadora, probablemente, es la relación que este virus tiene con el nacimiento de niños con microcefalia y otros defectos congénitos. Una tarea científica pendiente que Colombia está ayudando a responder.
Por medio de una alianza entre los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta (Estados Unidos) y el Instituto Nacional de Salud de Colombia, en abril de este año se lanzó oficialmente el Seguimiento a Bebés del estudio de Zika en Embarazados y Niños (ZEN), una investigación que durará cinco años y que rastreará los efectos que este virus puede tener en los niños que nacieron de madres que estuvieron expuestas al Zika.
El Espectador habló con Peggy Honein, directora de la División de Trastornos Congénitos y Discapacidades del Desarrollo del CDC y co-líder del estudio, para conocer sus dimensiones. Peggy también fue co-directora de la Fuerza de Tarea de Defectos de Nacimiento del CDC cuando estalló el brote de Zika.
-¿En qué consiste el proyecto ZEN?
-Es un estudio prospectivo que tiene como objetivo identificar los factores de riesgo de la transmisión del virus Zika en el espectro completo de los resultados adversos en la salud materna, fetal e infantil. También busca conocer la ocurrencia de estos. Para lograrlo, las madres se inscribieron al proyecto durante el primer trimestre del embarazo y sus bebés serán seguidos hasta los 6 meses y algunos, incluso, hasta los cuatro años. A través de distintos cuestionarios se recopilarán datos como muestras biológicas (sangre, orina, semen), la revisión de los registros médicos y pruebas de detección del desarrollo.
-¿Cuántas personas se involucraron en el estudio?
-Alrededor de 1.500 madres durante su primer trimestre de embarazo y cerca de 300 de sus parejas aceptaron participar. Alguna de ellas ya dieron a luz a sus hijos y se espera que muchas otras lo hagan durante los próximos seis meses.
-¿Por qué eligieron Colombia y no otro país para hacer este estudio?
-Colombia tiene un sistema nacional de vigilancia de la salud pública robusto y ha vigilado de cerca el brote del virus del Zika desde que inició. En febrero de 2016, en el clímax del brote en Colombia, el CDC y el Instituto Nacional de Salud empezaron a colaborar para conocer más sobre el impacto del virus Zika en los embarazos. En septiembre de 2016 la directora del INS, Martha Lucia Ospina, y Tom Frieden, el entonces director del CDC firmaron un Memorando de Entendimiento para colaborar en las actividades de respuestas al virus del Zika en Colombia, particularmente estudiando los efectos del Zika durante el embarazo.
-¿Hasta al momento cuáles son las certezas que tiene la ciencia sobre la relación del Zika y el embarazo?
-Desde que se desató el brote hemos aprendido mucho. En abril de 2016, después de una revisión minuciosa de la evidencia, se determinó que hay una relación causal entre el virus del Zika durante el embarazo y el posterior desarrollo de anomalías cerebrales graves, como microcefalia y otros defectos de nacimiento. Sabemos que entre el 5 y el 10% de los embarazos con Zika que han sido confirmados por laboratorio tienen como resultado estos defectos de nacimiento. También sabemos que si la madre está expuesta al virus durante los primeros meses del embarazo los resultados son más adversos. Ciertos studios han mostrado que algunos bebés nacen con problemas de visión y audición. Lo otro que hemos visto es que algunos bebés nacen con una cabeza de tamaño normal, pero desarrollan microcefalia más adelante en la vida, cuando la cabeza deja de crecer como consecuencia de una pausa en el crecimiento cerebral. Así que aún estamos aprendiendo sobre ese espectro de resultados que puede tener el Zika durante el embarazo.
-¿Qué nos falta por saber?
-Aunque ya sabemos que algunos embarazos con zika generan defectos en el bebé aún no sabemos cuántos niños que nacen sin ningún defecto aparente desarrollarán problemas a futuro. Necesitamos más y mejor información sobre el curso de desarrollo y los resultados de salud adversos que podrían afectar al niño y a sus familias. Se necesita conocer cuál es la mejor forma de apoyar el crecimiento y desarrollo de estos niños.
-En principio Colombia estimó que habrían alrededor de 700 casos de microcefalia debido al zika, pero, al final, fueron menos de la mitad. ¿A qué cree que se debió esto?
-Hemos venido trabajando en conjunto con el Instituto Nacional de Salud de Colombia para entender el impacto completo del Zika. El sistema de vigilancia de defectos congénitos de Colombia depende de que los hospitales identifiquen e informen sobre los bebés que nacen con defectos congénitos a las autoridades. Este enfoque puede dar lugar a un retraso en la notificación de los casos o una notificación insuficiente de los casos, que es una posible explicación de la diferencia entre el número de casos reportados y el número de casos estimados.
Además, lograr que los expertos clínicos revisen cada caso de microcefalia requiere mucho tiempo, por lo que llegar a esa cifra final sigue en progreso. Finalmente, creo que hubo menos casos de Zika de lo que se esperaba porque Colombia estaba preparada para una acción rápida de salud pública para controlar un brote de enfermedad transmitida por vectores después de haber combatido recientemente un brote de chikunguña generalizado.
-¿Qué otras enfermedades relacionadas con Zika están estudiando en mujeres embarazadas y bebés?
-Además de ser examinadas para la infección del Zika, las mujeres que participan en el estudio ZEN también están siendo examinadas para rastrear otras infecciones que causan defectos de nacimiento como la sífilis, la toxoplasmosis, la rubéola, el citomegalovirus y el herpes simple. Por supuesto, el ZEN también monitoreara el desarrollo de los niños involucrados en el estudio.