Su director, Diego Quemada-Diez, fue indocumentado en Estados Unidos, pero desde hace un par de años es mexicano y filma en el país; de hecho, la historia de su película se le ocurrió un día en Mazatlán gracias a un amigo taxista; durante la filmación vivió varias semanas en La Bestia, el famoso tren donde viajan los migrantes.
La Jaula de oro tiene más de 40 premios nacionales e internacionales (entre ellos, el de la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes) y es una de las películas mexicanas más galardonas en toda la historia.
Su director, Diego Quemada-Diez, fue indocumentado en Estados Unidos, pero desde hace un par de años es mexicano y filma en el país; de hecho, la historia de su película se le ocurrió un día en Mazatlán gracias a un amigo taxista; durante la filmación vivió varias semanas en La Bestia, el famoso tren donde viajan los migrantes.
Para su ópera prima escogió a cuatro jóvenes sin ninguna experiencia actoral y gracias a la magia de su historia (tan inspiradora como desgarradora) la película comenzó a arrasar en todos los festivales. En entrevista, Diego Quemada-Diez explicó que no hizo una película de terror o sobre el infierno que viven los migrantes al cruzar México; para él, su “jaula” es un filme de aventuras, de amistad y donde hay un profundo aprendizaje sobre la vida.
- ¿Cómo nació la idea de La jaula de oro?
- Filmaba un documental en Mazatlán y me hice amigo de Toño, un taxista, y me fui a vivir a su casa, que curiosamente estaba cerca de las vías del tren. Ahí conocí mil historias de los migrantes y me atrajo la historia.
- Sin duda, La jaula de oro es la película más premiada en la historia del cine mexicano
- Sí, pero el premio más grande que podríamos tener es que el público mexicano vaya a ver la película, porque la concebí para el público, no para los festivales. Ahora, me emociona mucho el estreno porque sé que llegará al público.
- La veo como una road movie en la búsqueda de un sueño imposible
- Es una historia universal en la que intento desmoronar, desmitificar el sueño americano, que va más allá del contexto migratorio. Es un viaje de aventuras, de amor, de amistad y con un profundo aprendizaje sobre la vida a través de estos seres humanos que brillan en una realidad en la que, sin duda, se tiene que trabajar para mejorarla.
- La mezcla que logras en la película es muy particular: no es un documental, pero tampoco un drama tipo Hollywood
- Es una propuesta arriesgada, anti industria, que seguramente no se había hecho nunca antes en México. Fue tomar lo mejor de la ficción y del documental para hacer un híbrido particular y contar una historia de manera sutil que estimule la imaginación del espectador y el pensamiento critico.
- Sé que recopilaste más de 600 historias de migrantes, algunas horribles
- La realidad siempre superará la ficción. Claro que hay historias terribles, pero quería una película llena de belleza y de alegría, pero que también tuviera tristeza y cosas fuertes. Vamos, como es la vida.
- ¿Cómo se acerca Cinépolis a ustedes para distribuir La jaula de oro?
- La vieron en Morelia y les encantó y me siento afortunado de que el mayor exhibidor en el país haya decidido apoyarnos. Porque, por ejemplo, en España no se promocionó muy bien y fue una pena. Pero en otros lugares, como Francia e Italia, le fue muy bien y se vendió a casi toda Latinoamérica.
- Para ti, ¿qué es el cine?
- Es un lenguaje universal que tiende puentes y me interesa hacer un cine conectado con la realidad, no doy masticaditas para que el espectador las asuma pasivamente, quiero provocar su inteligencia, su pensamiento, su emoción y tocar corazones.
¿Quién es?
Diego Quemada-Diez es director y escritor. Nació en España, pero emigró a Estados Unidos. Ha trabajado con Ken Loach, Rodrigo Prieto y Alejandro González Iñárritu, también con Fernando Meirelles, Tony Scott, Oliver Stone y Spike Lee, entre otros.
En el 2006 estrenó su segundo corto como escritor y director: Quiero ser piloto, el cual, tras participar en el festival de cine Sundance, ganó más de 50 premios internacionales. Ese mismo año dirigió en México su segundo corto documental: La morena.
En el 2010 ganó una de las becas dadas por Cinéfondation, la cual le permitió participar en el Atelier del Festival de Cine de Cannes e impulsó su primer largometraje, La jaula de oro.
Desde hace 10 años vive en México.