La experiencia práctica de enfermeras muestra que las mujeres con conexiones sociales fuertes responden mejor a los tratamientos de cáncer de mama. Estas redes les ayudan a manejar el impacto del stress.
Pennsylvania State University / Clúster Salud. Si de enfermedades con peligro de vida se trata, existe un universo paralelo de la “buena onda” que hace hincapié en que “pensar positivamente” puede llegar, incluso, a curar los males en cuestión. Como siempre, es arduo separar los efectos del optimismo infundado con los de una actitud esforzada que cumple con los tratamientos, en especial si se mezclan en una misma persona que es proactiva y no pasiva.
No obstante, en ocasiones, si lo que ocurre en un nivel puede ser infundado, cuestionable y hasta peligroso, en el siguiente puede tener bases efectivas. Una nueva investigación, llevada a cabo por la Universidad de Pennsylvania, sugiere algo así respecto del “pensamiento positivo”. ¿Cómo? Sucede que las mujeres con conexiones sociales más fuertes, mientras se tratan para el cáncer de mama, pueden tener un mejor desempeño que aquellas que no tienen ese tipo de apoyo.
Al respecto, Nichole Cook, coordinadora de enfermería de imagen de mama en el Breast Center de la Penn State, dijo que eso no significa necesariamente que alguien sin un sistema de apoyo social fuerte debe esperar lo peor. Más bien, simplemente resalta la importancia de crear una red si no existe.
En la práctica de su día a día, “aunque la mayoría de las mujeres tienen apoyo, vemos a muchas que no tienen a nadie que las lleve a sus turnos o se sienten a su lado mientras reciben los resultados de las pruebas”, dijo.
Ella anima a estos pacientes a buscar un grupo de apoyo, como los que ofrece el mismo centro de atención una vez al mes.
“Desde el diagnóstico hasta el tratamiento, hay una gama tan amplia de emociones que atraviesan las mujeres, y eso puede ser duro para aquellas que se sienten socialmente aisladas”, agregó. “Un grupo de apoyo es una gran manera de conectarse con otras personas que están pasando por lo mismo, pueden hablar, quejarse, compartir sus experiencias, proporcionar información y un abrazo”.
Los miembros de estos grupos intercambian consejos sobre todo, desde el manejo de los efectos secundarios del tratamiento hasta las cosas que han descubierto para mejorar su estado de ánimo.
“Creo que tener ese círculo de personas que entienden y están tratando con los mismos temas es beneficioso”, dijo Cook. Aparte de un grupo de apoyo, las conexiones sociales pueden ir desde un miembro significativo, amigo o familiar que se preocupa por una comunidad eclesiástica que ayuda con las tareas mundanas de la vida cotidiana que pueden resultar gravosas mientras pasan por el tratamiento. “Cuando te sientes mal, no quieres preocuparte de cómo vas a hacer el almuerzo para ti o sacar al perro”, recordó Lynn Fantom, coordinadora de enfermería clínica en el Breast Center.
Indicó que una de las cosas más difíciles para algunas mujeres es pedir ayuda cuando la necesitan: "Los cuidadores a veces se sienten indefensos y no saben qué hacer. Déles cosas que hacer. Mo sientas que eres menos mujer porque no puedes hacerlo todo ti misma".
Incluso una mascota puede ayudar a disminuir la presión arterial y dar al paciente a alguien para cuidar. Por otra parte, Fantom dijo que los pacientes que tienen mucha fe, espiritualidad y la creencia de que obtendrán a través de su viaje de cáncer tienden a tener menos estrés. Y aquí es donde está parte del secreto del “pensamiento positivo colectivo”: los niveles de stress, relacionados a los de inflamación poseen efectos muy concretos en la fisiología y, por ende, en la salud.
“Creo que tú actitud definitivamente tiene un impacto en tu curación”, dijo Cook . “Así que si no tienes esa positividad que te rodea, eso tiene que afectar tu bienestar, lo que va a afectar tu resultado”.
Cuando falta apoyo en vivo, Cook y Fantom remiten a los pacientes tanto a recursos comunitarios como en línea. Y, aún en soledad, llevar un diario es otra buena manera de expresar los sentimientos que están recluidos en el interior de la enferma o enfermo que sufre con la incertidumbre y los síntomas, como así con el dolor físico.
Por eso, “cuando los pacientes se sienten apoyados, pueden enfrentar cualquier desafío que surja”, dijo Fantom. El respeto, la actividad de autocuidado constante y el cuidado práctico, cariñoso, cotidiano, de los otros, pueden llegar a hacer la diferencia.