La producción se entra en la vida de un niño que vive en torno a la selva que se ve amenazada por el proyecto del gobierno que cambia por completo el terreno del país.
Los pájaros cantan, los monos chillan y los grillos grillan, mientras Perro y sus tres amigos pasean por la selva. Joshua McCree, quien lleva el apodo de Perro, conoció a la cineasta Lin Sternal cuando tenía tan solo nueve años. En ese momento, probablemente no sabía que un equipo de filmación lo acompañaría durante cuatro años.
Perro vive en Bangkukuk, un pueblo perteneciente a la etnia rama, ubicado en la costa este de Nicaragua y al sur de la ciudad de Bluefields. "Tuvimos que incluso alquilar un bote para llegar hasta aquí. Es increíblemente tranquilo, la naturaleza es hermosa. Y me conmovió mucho cómo la gente vive", dice a DW Lin Sternal, directora del documental.
Cómo la construcción cambió todo
Perro y sus amigos atrapan cangrejos, trepan las palmeras y van a la escuela. Él vive con su abuela en una choza cubierta de hojas de palma. Pero de pronto su vida da un giro de 180 grados.
El gobierno nicaragüense quiere construir un canal, como el Canal de Panamá, pero este tiene que ser más grande, más profundo y debe conectar el Océano Pacífico con el Mar Caribe. Al menos ese era el plan del inversor chino cuando se anunció, en 2014.
Organizaciones como Amnistía Internacional reprocharon que 120.000 personas perderían sus hogares. Y advirtieron que el Lago de Nicaragua, la fuente de agua dulce más grande de Centroamérica, también se verá amenazada ya que los cargueros arrastrarían hacia este lago el agua salada del mar.
"Protege nuestros hogares, Señor Jesús"
Perro y su abuela se enteraron de ese megaproyecto y sus drásticas consecuencias a través de una pequeña radio. Pero, ¿qué puede hacer una comunidad indígena? La abuela de Perro reza para pedir ayuda: "Aleja el canal de nosotros. Aquí no queremos un canal, Señor Jesús. Protege nuestros hogares, Señor Jesús. No queremos perder nuestras casas".
Debido a la construcción, el gobierno dejó de invertir en las escuelas de su comunidad y Perro se mudó a Bluefields, a la casa de su tía, para poder continuar con sus estudios.
Nuevo papel en la ciudad
"Estábamos en la carretera y pasaban muchos coches. Perro estaba tan asustado que se tapó las orejas. Pensé en lo que es estar en una ciudad con coches, ruido, suciedad, basura, mucha pobreza, alcohol, drogas y donde la gente está en calle", recuerda Sternal.
Berlinale 2020 Film Perro (Julia Hönemann/Zum Goldenen Lamm GmbH)
En la ciudad, este silencioso niño de pronto se ve confrontado con otra realidad. "Para mí era muy importante mostrar en el documental como un niño amoroso tiene que asumir otro papel y cubrirse con un caparazón para no ser tan sensible”.
Daniel Ortega toma represalias contra opositores
Lin Sternal no muestra cómo el pueblo se está vaciando, ni como la comunidad y la cultura rama se está desintegrando. Tampoco muestra a los opositores al canal ni a los manifestantes pacíficos que fueron detenidos e intimidados por la policía. Durante cuatro años, Lin Sternal, Julia Hönemann (cámara) y Johannes Kunz (sonido) permanecieron cerca de Perro, y se limitan a mostrar sus experiencias personales. El documental fue financiado por la Asociación de Medios y Cine de Baden-Wurtemberg y del Ministerio de Cultura de Alemania.
El Gran Canal hasta ahora solo ha servido como excusa para la expropiación de empresas agrícolas y proyectos turísticos. Sin embargo, también se ha aprobado una docena de otros proyectos, como un aeropuerto, dos puertos, un oleoducto y una vía férrea.
Joshua McCree, alias "Perro", no pudo asistir al estreno de la película en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Tampoco vio la cinta, explica la directora. Perro no la encuentra nada especial, es solo su vida.