Un estudio realizado a 3.000 personas descubre cómo están hechas, por qué nos capturan y da pistas sobre cómo sobrevivirlas.
Durham University / Cluster Salud / Rodrigo Lara Serrano. Sólo hay tres tipos de canciones: buenas, malas y pegajosas (buenas o malas, pero siempre entretenidas). Estas últimas se instalan en nuestras cabezas y pretenden entrar en loop para siempre. Por momentos, como si fueran una enamorada o enamorado primerizo, sorprenden por su persistencia o desesperan en su “adhesividad”. No hay maneras de sacárselas de encima. En el mundo anglosajón se las llama “canciones-gusano”: instaladas en nuestros cerebros los horadan con sus ritmos.
Precisamente, en la novela Mercaderes del espacio (Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth), en una Tierra del futuro en que la policía lee las mentes y las agencias de publicidad controlan el poder verdadero, los rebeldes encuentran en éstas, las canciones más pegajosas, por ejemplo de los comerciales, una manera de ir por la ciudad sin provocar sospechas en los aparatos de seguridad.
Pero ¿de dónde obtienen su poder?
El primer estudio a gran escala para averiguarlo, dirigido por la Dra. Kelly Jakubowski en la Universidad de Durham, tiene algunas respuestas: “Estas canciones musicalmente pegajosas parecen tener un ritmo bastante rápido, junto con una forma melódica común y los intervalos inusuales, o repeticiones, tal como podemos escuchar en el riff de apertura de Smoke On The Water de Deep Purple o en el coro de Bad Romance de Lady Gaga”, dice la experta.
Es la conclusión general del trabajo, publicado en la revista académica Psychology of Aesthetics, Creativity and the Arts, que fue realizado por investigadores de la ya citada Universidad de Durham, de Goldsmiths (Universidad de Londres) y la Universidad de Tübingen en Alemania, con fondos del Leverhulme Trust.
Un ejemplo de uno de los patrones más comunes de este tipo en la música occidental, es el que se escucha en Twinkle Twinkle Little Star, donde la primera frase se eleva en tono y la segunda cae. Numerosas otras canciones infantiles siguen el mismo patrón, haciéndo fácil que los niños pequeños lo recuerden. El riff de apertura de Moves Like Jagger (2011) de Maroon 5 (cantada por Christina Aguilera), también sigue este patrón de contorno común de subir y luego caer en el tono.
Además de una forma melódica común, el otro ingrediente crucial en la fórmula de una canción pegajosa es una estructura inusual del intervalo en la canción misma, tal como algunos saltos inesperados o notas más repetidas de las que se esperaría oír en la canción pop promedio. El riff instrumental de My Sharona (1979) by The Knack y In The Mood (1939) de la Orquesta de Glen Miller ambos tienen esta estructura de intervalo inusual.
Basado en lo anterior, Jakubowski, asevera: “Nuestros descubrimientos demuestran que se puede predecir qué canciones se van a quedar atascadas en la cabeza de las personas, basado en el contenido melódico de ellas”. Y agrega: “Ya sabemos que la reciente y frecuente exposición a una canción hace que sea más probable que se pegue en la cabeza y las personas que cantan y escuchan música, tienden a tener gusanos(musicales) más a menudo que otras”.
En cuanto a la investigación misma, consistió en pedirles a 3.000 personas que mencionara sus melodías más frecuentes que se les quedaron “pegadas” y las compararon con melodías que nunca habían sido de este tipo, peri que habían estado recientemente en los UK Music Charts. A continuación, se analizaron y compararon las características melódicas de las melodías de ambas. Las canciones se limitaron a géneros de música popular, como pop, rock, rap, rhythm & blues.
Para Jakubowski, además de la curiosidad por conocer el origen del fenómeno, los estudios sobre estas canciones o formas musicales puede ayudar a comprender cómo las redes cerebrales, que están involucradas en la percepción, las emociones, la memoria y los pensamientos espontáneos, se comportan en diferentes personas.
El estudio trae, además, dos perlitas. La primera, un ránking con las canciones más pegajosas mencionadas en el estudio (cuyos datos fueron recolectados entre 2010 y 2013):
1.- Bad Romance - Lady Gaga
2.- Can't Get You Out Of My Head - Kylie Minogue
3.- Don't Stop Believing - Journey
4.- Somebody That I Used To Know - Gotye
5.- Moves Like Jagger - Maroon 5
6.- California Gurls - Katy Perry
7.- Bohemian Rhapsody - Queen
8.- Alejandro - Lady Gaga
9.- Poker Face - Lady Gaga
Y la segunda, la existencia de “canciones sanadoras” o “canciones antivirus musical”. ¿La Nº 1 en el Reino Unido?... God Save the Queen. Quizá sea el descubrimiento más importante: conociendo el antídoto, podemos disfrutar más del veneno.