La exigencia de enviar resultados de biopsias para comenzar estudios en humanos genera una barrera para la investigación y una tardanza en el desarrollo de tratamientos, según un estudio.
Gran parte de las solicitudes para iniciar pruebas clínicas de nuevos tratamientos contra el cáncer requieren tejido del tumor y los análisis posteriores correspondiente
Así lo manifiesta una investigación desarrollada por el Princess Margaret Cancer Center, en Toronto, Canadá, y publicado en la revista Journal of Thoracic Oncology. El artículo argumenta que hay soluciones potenciales, entre ellas la generación de un banco de tejidos, la facilitación de muestras para los diagnósticos y el desarrollo de pruebas menos invasivas.
De acuerdo con la publicación, en la era de la medicina personalizada y de precisión, las pruebas clínicas se hacen más exigentes y solicitan el envío de muestras o la repetición de biopsias antes de que un paciente pueda ser reclutado para el ejercicio. La razón para ello es que muchas pruebas evalúan terapias dirigidas, diseñadas para una alteración específica del tumor.
Entre 2007 y 2015, los autores revisaron los antecedentes de pacientes con cáncer mestastásico de pulmón que eran considerados para pruebas clínicas. Los objetivos eran determinar el impacto del requerimiento de tejidos en la cantidad de pacientes que podían participar, calcular el tiempo transcurrido desde la primera autorización hasta la obtención de la terapia del estudio e identificar las razones por las que las personas resultaban ineligibles.
En total, se analizaron 55 pruebas clínicas, 54 de ellas vinculadas a terapias y una a análisis de biomarcadores. 32 permitían el uso de muestras de archivo, pero seis requerían biopsias nuevas. La presencia o confirmación de un biomarcador específico eran requeridas en 24 pruebas. La participación se ofreció a 636 pacientes.
La conclusión del estudio fue que más pacientes recibieron tratamiento en pruebas que no requerían muestras de tejido que en las que sí: un 83% versus un 55% respectivamente. Asimismo, el tratamiento comenzaba antes en los estudios que permitían tejidos de archivo. Las barreras más comunes para que una persona participara de las purebas eran la ausencia de un biomarcador específico, con un 34%. La insuficiencia de tejido de biopsia era determinante en un 10% de los casos.
La autora senior del estudio, Natasha Leighl, manifestó que "las consecuencias del requerimiento obligatorio de tejidos afectan a investigadores y pacientes. Nuestro estudio identifica una necesidad de reevaluar el rol de las biopsias para la investigación e implementar soluciones que mejorarán el acceso a tratamiento en investigación".