Para sus promotores, beber este tinto es "poner a dieta el paladar", ya que propone una renovación y un disfrute de aromas y gustos diferentes.
Aunque sus comienzos son tímidos, desde la Borgoña francesa hasta el valle de Oregón o Sonoma en Estados Unidos hay un hito común que impulsa el desarrollo del Pinot Noir: la película "Entre copas".
El filme es una comedia dramática de 2004 ganadora del Oscar al mejor guion adaptado, dirigida por Alexander Payne (quien junto a Jim Taylor adecuaron la historia), en la que dos tipos cuarentones de personalidades opuestas hacen un viaje de una semana al pueblo de viñedos Santa Barbara.
En el medio de la historia, la cepa -considerada entre las más delicadas de los tintos- es destacada en su característica más seductora.
A partir del filme, el Pinot Noir se ha ido consolidando como el vino favorito de las épocas de terraza. Es un vino tinto que se bebe frío (14°) y quiebra el gusto por los robustos y tradicionales Cabernet Sauvignon o Carmenere.
Para sus promotores, beber Pinot Noir es "poner a dieta el paladar", ya que propone una renovación y un disfrute de aromas y gustos diferentes.
Dicen también que es un vino de gusto adquirido, de encantamiento progresivo; una cepa que lleva a la sofisticación y que abre el gran camino desde los blancos al mundo de los tintos.
Es posible de ser acompañado por un picoteo ligero de quesos, setas, platos fríos de carnes magras e incluso para preparaciones complejas.