Por Estefanía Delmás, coordinadora de Formación de Smart Coach.
Ya estamos en Marzo y como cada año este mes se transforma en sinónimo de vuelta a la realidad y a la rutina para muchos. Atrás quedaron los paisajes de ensueño, las playas, la comida rica y la exquisita compañía de nuestros seres queridos. Es hora de volver a trabajar y reincorporarnos a esa rutina que seguimos durante la mayor parte del año, y como todos sabemos, esto trae consecuencias que pueden incidir en nuestro desempeño laboral de forma considerable, al menos las primeras semanas.
Una forma fácil para hacer que este retorno sea más amigable para todos, tiene que ver con la planificación de las distintas tareas y actividades que realizaremos durante el día, pues así lograremos una mejor distribución del tiempo y de las energías que traemos recargadas de las vacaciones.
Durante la primera semana, se recomienda realizar un recuento de lo que ocurrió en relación a nuestro cargo durante nuestro tiempo de ausencia, de modo que contemos con la información necesaria para responder con fluidez a los distintos requerimientos que habitualmente tenemos, y a la vez, reanudar aquellos procesos que se encuentran en curso. También, resulta muy útil hacer un check list de nuestras tareas, incorporando información del objetivo que tienen y de cuánto tardamos en realizarlas, de este modo podremos asignarles prioridades, distribuir de mejor manera nuestro tiempo y responder a nuestras exigencias dentro de los plazos.
En la planificación diaria, es recomendable considerar las distintas actividades que realizamos, no sólo en nuestro trabajo, sino también incluir nuestro tiempo de diversión, compartir con nuestras amistades y familia, o para simplemente, leer un libro o ver una película. Considerar estos aspectos es tan útil como considerar las actividades laborales, pues así lograremos que el cambio no sea radical, sino más bien una transición del regreso de vacaciones y que cada una de nuestras inquietudes se encuentren incorporadas en nuestro quehacer, aumentando nuestra sensación de bienestar.
Podemos construir esta lista en nuestra mente durante el camino al trabajo o incluso la noche anterior, sin embargo, es recomendable que además de visualizarla, la dejemos plasmada en un papel, en una aplicación de nuestro celular o en nuestro calendario, porque de ese modo tendremos un registro que al hacer una revisión al final del día, será el reflejo de nuestros avances y logros.
Realizar esta planificación diaria no sólo nos ayudará a concentrarnos mejor y ordenar lo que debemos hacer, sino que también a nivel psicológico nos entregará un mayor grado de control sobre la rutina, apropiándonos de ella, promoviendo la tranquilidad al enfrentar las actividades diarias y aumentando el agrado con lo que hacemos. Contar con un plan para cada día, nos ayuda a centrar la atención en nuestro “aquí y ahora”, disfrutar cada desafío que enfrentamos paso a paso, tanto en nuestro trabajo como en otros ámbitos de nuestra vida.