En una actividad desarrollada en la sede de la Cepal en Santiago, el lírico subrayó "la intensa necesidad de conocernos más" en la región.
"Los estatutos del hombre" constituye un trabajo poético profundo, que se ubica entre los más importantes de América latina. Publicado en 1977 por el lírico brasileño Thiago de Mello, la obra asemeja un documento legal en el que se van estableciendo una serie de imágenes líricas como un códice leguleyo.
El poeta estuvo recientemente en Santiago, en el contexto de una mesa de conversación en las oficinas de la Cepal, instancia en la que hizo un profundo llamado "a participar en el trabajo de la integración cultural de todos nuestros pueblos, ya que aún no nos conocemos bien”.
Exiliado por la dictadura brasileña en el año 1964, fijó su domicilio -precisamente- en Chile, país en el que desarrolló una cercana relación con artsistas e intelectuales como Violeta Parra, Mario Toral y Pablo Neruda, entre muchos otros.
En los años 70 decide viajar a distintos lugares, desarrollando tareas académicas y literraias en Argentina, Bolivia, Francia, Alemania y Portugal hasta el fin del régimen de facto en su país natal, ocasión en la que volvió a vivir a su pueblo natal, Barreirinha.
En su actividad de la Cepal, efectuada este miércoles 24 de septiembre, el poeta subrayó que “he aprendido que la verdad es lo único que importa y se debe trabajar por cambiar lo que es necesario cambiar, cada uno desde su propio lugar”.
Sostuvo que la cultura no es solamente arte, sino toda la vida de un pueblo y su capacidad creadora. “Por eso los ministerios de cultura no deberían ocuparse solamente del ‘arte’; o al menos tendrían que cambiar su nombre a ministerios de ‘cultura artística’”, dijo.
Una de sus preocupaciones actuales es la ecología y dentro de esa temática, de Mello comentó la situación del cambio climático: "Las consecuencias del calentamiento global ya no las podemos evitar, pero cada uno de nosotros puede hacer su propia contribución para atenuarlas, ya que la vida del planeta está en peligro”, comentó.
Su mirada humanista del arte y de la vida queda claramente expuesta, en todo caso, en el "Artículo 6" de su destacada obra "Los estatutos del hombre" (la que tuvo desde su primera edición la traducción al español de Pablo Neruda), en la que señala:
Queda establecida, durante diez siglos,
la práctica soñada del profeta Isaías,
el lobo y el cordero pastarán juntos
y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
