La presidenta de Brasil dijo que las ejecuciones afectarán las relaciones bilaterales. "El uso de la pena de muerte, que la sociedad global condena cada vez más, afecta severamente las relaciones entre nuestros países".
Brasil y Holanda llamaron a sus embajadores en Indonesia, después que la nación del sudeste asiático ignoró sus pedidos de clemencia y ejecutó el domingo a seis prisioneros por delitos relacionados a drogas, las primeras ejecuciones bajo el gobierno del presidente Joko Widodo.
Los cinco extranjeros y un indonesio murieron ante un pelotón de fusilamiento poco después de la medianoche, dijo la oficina del fiscal general.
Los extranjeros eran ciudadanos de Nigeria, Malawi, Vietnam, Brasil y Holanda.
Brasil llamó a su embajador en Yakarta para consultas y dijo que las ejecuciones afectarían las relaciones bilaterales.
"El uso de la pena de muerte, que la sociedad global condena cada vez más, afecta severamente las relaciones entre nuestros países", dijo la Presidencia en un comunicado divulgado por la agencia oficial de prensa de Brasil.
Holanda también llamó a su embajador y condenó la ejecución de su ciudadano Ang Kiem Soei.
"Es un castigo cruel e inhumano que representa una negación inaceptable de la integridad y dignidad humana", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Holanda, Bert Koenders.
Antes de la ejecución, el abogado del ciudadano holandés transmitió en un tuit que Soei estaba agradecido por los infructuosos esfuerzos del gobierno holandés y que aparecería frente al pelotón de fusilamiento con el rostro al descubierto.
El presidente de Indonesia, que el mes pasado firmó la orden de ejecuciones, ha mantenido una férrea posición en lo que respecta al cumplimiento de las leyes y se comprometió a no perdonar a quienes cometan delitos por drogas.
Indonesia reanudó las ejecuciones en el 2013 tras una pausa de cinco años.